Al inicio de la primavera proliferan los días mentirosos: brilla el sol, pero hace frío. El problema es confiarse, vestirse con la parte vaporosa del armario, imaginar que el rayo que nos calienta nos acompañará tarde y noche, incluso en las esquinas donde dobla el viento y no alcanza el sol.

La primavera del Real Madrid está llena de días así: soleados en apariencia y de aspecto templado, postales que invitan al optimismo y a retozar en la hierba. La sensación se acentúa si el partido se juega a la hora del café, precisamente cuando más calienta el sol y el revolcón naturalista se hace más tentador. En tardes semejantes todo parece posible, marcar cuatro, cinco o seis goles, levantar una eliminatoria o remontar el Orinoco.

No pretendo afirmar que el triunfo del Madrid haya sido inútil, porque la alegría nunca lo es. Ganar le ha servido para mejorar el ánimo y congraciarse con la afición, que siempre está deseando que la digan que la quieren, aunque sea mentira. Tampoco faltará quien interprete que la goleada traza el plan de ruta para la remontada del martes, aunque conviene recordar que entonces no habrá ni pajarillos ni sol.

En este tipo de tardes, como es conocido, Cristiano aprovecha para invitar a merendar a su ego, que es un monstruo de mucho apetito. Digo ego y no ambición, porque si fuera verdaderamente ambicioso de “dignidades y fama” (como apunta el diccionario) se hubiera reservado para la Champions. Mal hace el Real Madrid si considera que el club gana algo cada vez que Cristiano consigue un Pichichi, una Bota de Oro o un Balón del mismo metal. En todos esos casos, y alguien ya debería haberlo advertido, gana Cristiano.

Al Eibar, como a tantos visitantes, le queda el consuelo de los amantes sin gol: lo hice todo bien, pero la chica recogió los sonetos y se fue con otro. El prestigio, pese al marcador, le queda intacto. Club ejemplar, fútbol atractivo y un japonés en la plantilla. Es seguro que Florentino suspiró al ver a Takashi Inui e imaginar cuantas camisetas podría vender en el Imperio del Sol Naciente (126 millones de habitantes, en doloroso contraste con los 4,8 de Costa Rica).

En fin, nada que no supiéramos antes. Victoria holgada, primavera engañosa, Cristiano en las portadas y Lucas Vázquez en el corazón. Si no lo vieron no se perdieron nada. Yo, de hecho, tampoco lo vi.

11 comentarios en «Goleada del Madrid y portada de Cristiano (como cabía imaginar)»
  1. Genial, Juanma. Sea real, que lo será, o mejor si no lo es. Me encanta. Te imagino entusiasmado por poderte atrever a hacer cosas que siempre quisiste y nunca te dejaron o ni siquiera te pudiste plantear. Es un placer leerte, compañero.
    Y, por si te interesa la música, que no lo sé, aquí te dejo mi blog. A ver si te gusta.
    http://www.lacanciondelas.com
    Un saludo

  2. Oye, socio, supongo que a la hora de escribir esta crónica habrás tenido en cuenta la responsabilidad que adquirías y te habrás puesto en contacto con algún bufete de abogados con experiencia en estos casos, porque ya estoy viendo los pleitos que te llevarán a los tribunales por parte de las casas de apuestas mas importantes del mundo. Sospecho que incluso te podría demandar por plagio la productora de «Minority report». Al tiempo.

  3. Genial, Jajaj…Ya no te hace falta ni ver los partidos… Es lo q tiene ser el mejor!!!!
    Me alegro haberte encontrado por aquí…echaba de menos tus crónicas.

  4. Querido Juanma – Espectacular tu pre-crónica! Además, me ha gustado mucho el capón a FP con lo de la posibilidad de vender camiseta que le brindaría Inui, y las pocas probabilidades de «marketinizar» al bueno de Keylor Navas. Por eso, y porque ando un poco aburrido, la semana pasada empece una campaña para mantener a Keylor en el Real Madrid. Porque, si es por vender camisetas, pues habrá que comprar camisetas del tico! Sólo necesito $45.5 millones para abrirle los ojos a Florentino Pérez. Más información aquí, en la campaña que he montado: http://www.gofundme.com/keepkeylorinmadrid

    Un abrazo compañero
    Alfonso

  5. Me ha costado encontrarte. Buscaba tus crónicas en el «As», no sabía que te habías marchado, pero ahora ya te tengo en «marcadores».
    Me gusta cómo escribes de forma sabia, pero emotiva, algo difícil de combinar. Me alegro de «leerte» nuevamente

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