Si esto fuera simplemente el combate de dos equipos en dos asaltos, el Real Madrid saldría ganador. Por fútbol colectivo y por talento individual. El empate en Manchester no debería resultar un problema en el Bernabéu en condiciones normales de temperatura y humedad. En el cálculo no incluyo el regreso de Cristiano o la recuperación de Benzema. Ambos ayudarían en la tarea, no hay duda, pero no son indispensables para que salgan las cuentas.

Sin embargo, esto no es sólo un combate entre dos equipos de fútbol. Hay algo que sobrevuela la eliminatoria, algo que no tiene relación con el juego, ni con el talento, ni con el pesaje objetivo de los contendientes. Ese algo es Pellegrini.

Y no me refiero al entrenador del City, sino al técnico despreciado por el Real Madrid (léase Florentino o léase lo que guste). Ese menosprecio equivale en el universo fútbol a una casa que se levanta sobre un cementerio sioux. Tan posible es que haya paz como que acudan fantasmas a la cena.

De haber dispuesto del aparato adecuado ya hubiéramos detectado los espíritus en el Etihad. Primero al conocer la suplencia de Cristiano, todavía renqueante, y después al observar la lesión reincidente de Benzema. La aguja hubiera seguido saltando para descubrirnos a un Manchester por encima de lo imaginado, tan sólido que, por momentos, pareció el Celta.

Es verdad que el Real Madrid respondió con personalidad y estuvo más cerca de la victoria, pero la sensación de que el rival era más alto de lo esperado provoca una ligera inquietud, la misma incomodidad de los pantalones de franela, ese picor en las piernas.

No cambian las posibilidades del favorito. Sin embargo persiste algo extraño en el ambiente. Otro ejemplo es que Pepe y Otamendi fueron los mejores de un partido que supusimos adornado por dos gloriosos ataques. Raro, no me lo discutan.

Todavía falta por señalar un último factor mágico, o trágico. Pellegrini no sólo ha sido menospreciado por el Madrid; también ha sufrido el ninguneo de su propio club, próximo hogar del mesías Guardiola. En el Bayern ya saben cómo terminó todo aquello (Heynckes lo ganó todo en la temporada de su adiós). Contra eso lucha el Madrid. Olviden el 4-4-2.

2 comentarios en «City-Madrid: no pasó nada, fantasmas al margen»
  1. Yo escuché en un documental que «el fútbol es un ente extraño e indescifrable pero le gustan los finales felices… es raro que el fútbol no pague una deuda…» Y el fútbol tiene una deuda con Pellegrini….

  2. Absolutamente de acuerdo con el análisis que haces del partido de ayer, Juanma. Al Madrid le faltó el gol, claro, pero a los puntos pienso que fue mejor que el City, sobre todo en la segunda parte. Por lo que respecta a Pellegrini, creo que es un excelente entrenador (Villarreal, Málaga), al que no se le dejó trabajar en el RM. Confío en que la que le debe el fútbol sea a partir de la próxima temporada. Abrazo.

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