Piqué, la salvación de España. Para que luego digan.
Piqué, la salvación de España. Para que luego digan.

El fútbol es un sádico adorable. Cuando ya empezábamos a dudar de la existencia de un nueve y de un dios, Piqué nos rescató con un gol que sirve para devolvernos la fe, para reordenar el cosmos y para ajustar nuestro Estado plurinacional a pocas horas del partido de esta noche (España-Venezuela).

No podía ser otro el goleador y no podía ser en otro momento, a tres minutos de la conclusión; cada uno es como es y nuestro equipo gusta de agotar las posesiones. Que Ramos corra tras Piqué con el único ánimo de abrazarlo es una escena que no debemos pasar por alto. Tampoco la celebración del central del Barcelona, fijado ante el fondo de los aficionados españoles, visiblemente satisfecho y orgulloso.

El final del festejo también es relevante: el enardecido ‘speaker’ aúlla por tres veces el nombre de Gerard mientras el estadio (sector ibérico) corea en las mismas ocasiones el apellido de Piqué. No hay como viajar para que se nos quite la tontería.

Quien considere un mal síntoma que el gol de España se retrasara hasta el minuto 87 está en su perfecto derecho, pero que no cuente conmigo para alimentar su pesimismo. Lo mejor de la Selección, más allá del triunfo y del dominio aplastante, es que nos recordó a lo mejor que fuimos. Somos los de antes, aunque con patas de gallo. Nos falta Xavi, pero le rendimos homenaje. No olvidemos que, incluso con Xavi, en nuestra personalidad estaba marear la perdiz antes de cazar el oso. Nos sobran años (han pasado ocho desde Viena) y nos falta profundidad, es verdad, nadie puede poner en duda lo obvio. Sin embargo, somos reconocibles y no se le puede pedir otra cosa a un viejo amor.

Después de no pocos experimentos, Del Bosque eligió para el Retorno a los bajitos disponibles (Silva, Iniesta y Cesc), acompañados de algún joven, como Morata, que le aporta matices al destilado. Y la combinación funciona. Al menos, para quitar la palabra a la República Checa, para disfrutar de Iniesta (mucho), para cerrar el caso de España y para abrir el de la Eurocopa. Hemos vuelto. Los de entonces. Bendito verano.

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