Sangre y sudor. Evitemos las lágrimas.
Sangre y sudor. Evitemos las lágrimas.

 

Durante mucho rato afrontamos la terrible perspectiva de un Wimbledon sin Nadal y un Tour sin Contador, por no hablar de una Eurocopa sin España. El desamparo permanece aunque Contador terminó la etapa y compareció ante los medios para que pudiéramos respirar con cierto alivio. En principio no hay fracturas, pero no lo afirmaremos rotundamente. Son incontables los casos de corredores que han cruzado la meta con huesos rotos (docenas o medias docenas) sin tener noticia del desastre. Está comprobado que a quienes conviven con el dolor les duele más el amor propio que las caídas.

El accidente de Contador nos dejó mal cuerpo aunque peor debe tenerlo él. Se entiende como un mal presagio que un favorito ruede por el suelo a las primeras de cambio. Hablamos de la suerte de los campeones para referirnos a la capacidad de algunos ciclistas para librar contratiempos y  últimamente Contador agarra todos los baches.

Convencidos de que recibirá los mejores cuidados guardaremos las plegarias para rezar por nosotros mismos. Contador tiene difícil ganar el Tour pero algo es seguro: puede mejorarlo. En un ciclismo tan pacato como el actual, su presencia aporta la dosis necesaria de cafeína para no ser vencidos por la modorra.

Nada bueno nos dejó la primera etapa, salvo los paisajes. El 27º triunfo de Cavendish le coloca a un sola victoria de etapa de Hinault (a siete de Merckx), aberración que no conviene pasar por alto. Algo no funciona en el reparto general de premios si un velocista de 31 años se iguala en triunfos a las grandes leyendas del ciclismo mundial. Las carreras de tres semanas siguen privilegiando a los especialistas que menos pasiones levantan. En estos tiempos, ser escalador es como estudiar filosofía y letras (o periodismo), licenciatura adecuada para vivir rodeado de conocimientos y pobreza. Hoy en día, las asignaturas de empresariales se imparten en los velódromos (ingleses, a ser posible); allí está el dinero.

Queda claro, una vez más, que vivir mata y el ciclismo, también. Si algo distingue a este deporte de otros es su exposición al infortunio, a la naturaleza y al asfalto. La diferencia esencial es que la exposición se prolonga durante tres semanas. El milagro es no caerse, o conseguir que no te derriben, esquivar las balas, sobrevivir a la primera semana para dejarse la vida en las dos siguientes. Más o menos, y salvado las distancias, como en Omaha Beach.

2 comentarios en «El Tour ataca a Contador»

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