Hinault, cuando era dueño del ciclismo.
Hinault, cuando mandaba más que Springsteen. Qué tiempos.

 

Bernard Hinault, el afable anfitrión del podio, ya ha cumplido los 61 años. En líneas generales mantiene un buen aspecto, envidiable según con quién le comparemos, pero ya no es lo que era. De un tiempo a esta parte le hemos descubierto una esclava en una muñeca y una peligrosa tendencia a subirse los pantalones más allá de lo razonable.

Ese inexorable acercamiento a la senectud duele especialmente a quienes recordamos al Hinault ciclista, un corredor imponente que inspiraba, casi en la misma medida, miedo y admiración. Hinault era un grandísimo corredor que se acompañaba de una mirada de taladro. Un tipo guapo y de mal humor que igual que rindió enemigos pudo rendir princesas. Sus apodos definen al personaje: Tejón, Caimán y Le Patron. Hinault mandaba y mordía, autorizaba ataques, imponía jornadas de calma y nombraba herederos.

Su exhibición en Serranillos está escrito con letras de oro en la historia de la Vuelta a España (1983) y tatuado a fuego en la piel de Julián Gorospe; aquel joven ciclista del Reynolds había tenido la osadía de disputarle el triunfo. No fue más piadoso con los manifestantes que cortaron la carretera en una etapa de la París-Niza en 1984; Hinault quiso disolverlos a puñetazos. Parecida suerte corrió un espontáneo que se coló recientemente en el podio. Valgan unos cuantos detalles para completar el dibujo.

Hinault fue el último representante de una estirpe de campeones que no racaneaban con el calendario ni dosificaban fuerzas. Ganó cinco Tours (1978, 1979, 1981, 82, 85), además de la clasificación de la montaña (1986), los puntos (1979), la combinada (1981 y 1982) y la combatividad (1981, 84 y 86). Añadan una victoria en el sprint de los Campos Elíseos con el maillot amarillo. Se impuso en tres Giros (1980, 82 y 85) y en dos Vueltas (1978 y 1983), por no mencionar triunfos en Lieja (1977 y 1980), Roubaix (1981), Lombardía (1979 y 1984), Flecha Valona (1979 y 1983), Gante (1977), Amstel (1981) o en el campeonato del mundo de fondo en carretera (1980).

Bien, pues Hinault, ese tipo del que hablo, ha sido superado por Cavendish en triunfos de etapa en el Tour. Después de alcanzar las 29 victorias, el velocista británico está a sólo cinco de las conseguidas por Eddy Merckx, el mejor corredor que han visto los tiempos. Algo falla en el orden del universo (sección ciclismo) si Cavendish puede colarse entre los más grandes de la historia, subir al podio y bromear con Hinault al respecto, en lugar de pedir perdón.

2 comentarios en «Que alguien pida perdón a Hinault (Cavendish, por ejemplo)»
  1. Y los sprinters se quejan porque ponen finales en alto y acaban con las llegadas masivas.
    Está claro, Merckx, Hinault y Cavendish…tridente de referencia en el ciclismo.

    En fin…

    Saludos

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