Ignoro si poseen un desarrollado sentido del espectáculo o si se divierten sobre la bicicleta como niños en verano. Es muy posible que lo tengan todo: ambición, entusiasmo y un punto de inocencia infantil. Hay que ser feliz para correr como lo hace Sagan y como lo está haciendo Froome en el presente Tour. Lo suyo no es una agresividad que nazca del odio al rival, o del miedo, sino de la alegría. Simplemente, se lo pasan bien. Froome y Sagan no dan hachazos, juegan al pilla-pilla. Dicho lo cual, es imposible que un ciclista tenga buen humor sin buenas piernas. Toda travesura que se precie exige salir corriendo.
En una etapa trepidante marcada por los abanicos, Sagan y Froome se escaparon del pelotón en compañía de dos gregarios, el checo Bodnar y el fiel Geraint Thomas. Se dice pronto, pero cuesta años ver algo así: un líder que burla al gran grupo en una etapa llana. También pasarán años, décadas quizá, antes de que disfrutemos de un agitador de la categoría de Sagan.
El pelotón tardó en comprender el tamaño del desafío. No está claro si lo consideró una locura en vísperas del Ventoux o ni siquiera lo consideró. Bastaron esas dudas para que el cuarteto de cabeza alcanzara los 25 segundos de ventaja, repartidos ya los premios: Froome gana tiempo y Sagan, la etapa. Atrás se organizaron perezosamente y sin rastro del Movistar, el equipo que más perdía con la escaramuza. Nunca se vio a Nairo tan solo como en la etapa que debía estar más acompañado. Doctores tiene el Abarca.
A algunos les fue peor. Purito acabó cortado en un segundo grupo, con Meintjes y Rolland, abandonados a su suerte (mala) y castigados con más de un minuto de pérdida. Sólo cabe acompañarlos en el sentimiento y ofrecerles un consuelo: ahora tendrán más fácil meterse en fugas y optar a triunfos de etapa.
Sagan venció y Froome sacó cuatro segundos al primer pelotón, que son diez si sumamos la bonificación por ser segundo. No es mucho, pero no es poco. La jugada insiste en la supremacía táctica del líder sobre sus adversarios y, sobre todo, en su mayor felicidad.