Martin y Alaphilippe. Dos cabalgan juntos.
Martin y Alaphilippe. Dos cabalgan juntos.

 

Sin actividad entre los aspirantes, hay que felicitarse por la actitud de la clase media. Camino de Berna asistimos a un prodigioso gesto de valentía, pundonor y romanticismo. Alaphilippe, la última joya del ciclismo francés (quizá la de más quilates), decidió ajustar cuentas con la providencia, nada más y nada menos. En la etapa anterior había sido descabalgado por una avería cuando luchaba por la victoria. Bien, pues en lugar de aceptar la fuerza del destino, dedicó la noche a diseñar su venganza. Lo que se le ocurrió fue una formidable locura que necesitaba de un cómplice igual de trastornado. Lo encontró. El plan era sencillo: Tony Martin y él se escaparían al inicio de la etapa y sostendrían un singular combate con el pelotón y con el azar, dos cabrones. Hay ciclistas que son personajes de Calderón de la Barca: “Y si muero, qué es la vida. Por perdida ya la di cuando el yugo del esclavo como un bravo sacudí”.

Allá fueron. El grupo se resistió celosamente, pero ambos tomaron distancia en el kilómetro 14, con 195 por delante. No les fue mal. A 83 de la llegada acumulaban una ventaja de casi seis minutos. Tony Martin ejercía de triple campeón mundial contra el crono mientras Alaphilippe sufría para seguir montado a su grupa. Aquello era hermoso, probablemente porque era inútil. A 50 kilómetros de meta la renta ya se había reducido a 2:32, menos de un minuto a 30 del final.

Alaphilippe fue el primero en ceder y Tony Martin aguantó hasta el último aliento. Para entonces ya habíamos agotado los elogios y repasado aquella etapa de Cáceres en la Vuelta a España, con Martin fugado desde el banderazo y atrapado sobre la línea de meta (¿alguien sabe quién ganó aquella tarde? ¿acaso importa?).

Después de la irritante tregua del Colombier no nos vino mal recordar que en el ciclismo no sólo vence el primero, sino el más valiente. Voy más allá: una cosa es ganar y otra quedar. Correr para los anales del ciclismo o correr para la memoria de la gente. Nadie lo supo entender como Coppi, que escribió su leyenda, además de con triunfos,  con tres mil kilómetros en solitario.

Valiente fue la última intentona de Rui Costa y valeroso fue Valverde cuando quiso sorprender en el sprint. Finalmente se impuso Sagan, que se gusta hasta en los retratos de la foto-finish. Tres victorias, maillot verde (el quinto seguido) y 26 años. Ha habido otros ciclistas de inmenso talento, pero ninguno con parecido sentido del espectáculo ni con semejante pelazo.

2 comentarios en «Viva la clase media»

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