Tintín Froome. Ojo con él.
Tintín Froome. Ojo con él.

 

Nos inclinamos poco ante Froome. O no tanto como merece. Quizá le hagamos de menos por su estilo algo desmadejado, o por su origen exótico (ya nos pasó con Lemond) o tal vez porque tiene una cara demasiado amable, de Tintín metido a ciclista. No sé qué más queremos que haga si ya va camino de los cinco Tours. Tal vez necesitemos que también gane esta Vuelta. Somos bestias insaciables.

Por cierto, no sé si habrán advertido (seguro que sí) que en esta carrera hay algo de ensayo general para el ciclismo de los próximos cuatro o cinco años. Froome y Nairo no pelean tan sólo por el triunfo, sino por la supremacía. Nairo quiere demostrar que puede y el otro que nunca podrá. No es exagerado decir que aquí, en España, se han empezado a correr los Tours que vienen (con permiso de Tom Dumoulin).

Enfocado así se entiende mejor la profunda satisfacción de Nairo después de la etapa de Formigal y la ligera preocupación que le asomaba después de la crono de Calpe. Es difícil que Froome le recorte 1:21 en la última montaña de la Vuelta, pero también era complicado que le restara 2:16 en la contrarreloj y se los mangó.

Insisto, estamos ante un ciclista extraordinario. Otro campeón hubiera dado por cumplida la temporada tras ganar el Tour o después de disputar los Juegos (bronce en la crono), no olvidemos que el perseguidor ya ha cumplido los 31 años. Ningún otro se hubiera alistado en la Vuelta con un equipo de circunstancias. Sólo existe una explicación para tanta temeridad: que Froome esté buscando a Nairo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *