No se asusten, pero hay más gente por ahí.
No se asusten, pero hay más gente por ahí. Y mete la pierna.

 

Uno de los descubrimientos de la edad adulta es que los marcadores mienten. También las cuentas bancarias. Y en general todo lo cuantificable. Cuando hablo de mentira me refiero a inconsecuencia. Demasiadas veces no existe una relación directa entre lo que haces y lo que consigues. Desde esa aceptación, yo debería explicar el empate entre Las Palmas y el Real Madrid, pero no haría otra cosa que encajar el relato en el resultado, y está feo manipular.

Sería fácil decir que el Real Madrid se durmió en los laureles y que Las Palmas peleó hasta el último instante. Sería sencillo elogiar la propuesta de Quique Setién, como si hubiera tenido alguna influencia en el rebote que favorece a Araújo en el minuto 84. Me conmueve tanto como al que más la resistencia de los modestos, pero no observo una conexión directa entre ese esfuerzo y el empate final.

Creo, más bien, que fue el azar quien metió la pierna, o quien giró el dado. Ese azar que es la excepción de cualquier estadística que se precie. El resto son especulaciones a las que no me resisto: el Real Madrid hubiera ganado nueve de cada partidos semejantes. Nada se puede reprochar que no le conduzca a la tortura.

Juraría que Las Palmas tiene más cosas que aprender. Mal hará si convierte el juego de toque en una religión inquebrantable, sin tonos medios. Durante buena parte del encuentro se abanicó con el cañón de una pistola. Aunque el equipo se animaba por el tamaño del desafío y por el calor del público, cada robo del Real Madrid le situaba ante un problema crítico.

Cuando Asensio marcó el primer gol del Madrid lo tomamos como la crónica de una muerte anunciada: robo, contra y gol. Cuando Viera empató a los cinco minutos nos preguntamos si los milagros existen. Pero se impuso el escepticismo.

En la segunda mitad, el Madrid se apoderó del balón y dejó a Las Palmas sin argumento. El gol de Benzema parecía zanjar la cuestión hasta que Araújo reabrió el debate: ¿Juegan los 22 del campo o hay alguien más?

Un comentario en «Los otros»
  1. Y mientras discutimos si es pollo o pescado, si no estamos tan mal, hombre o esto es un desastre, si CR es un crack desentrenado o un prejubilado de lujo o si tenemos mala suerte o tenemos la suerte de los malos, esta enésima edición del Titanic blanco empieza a divisar cubitos de hielo crecientes en su ruta.

    ¿Otro gol en el 93 u otro año con la liga en barbecho? Que no son incompatibles, ojo…

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