Nada raya tanto como un diamante. Recuérdenlo.
Nada raya tanto como un diamante. Recuérdenlo.

Entra dentro de lo posible que el mejor Atlético de Simeone fuera inmejorable porque no podía parecerse más a su entrenador. Afinarlo ha sido separarse del modelo. Ya no es el Cholo quien está representado sobre el campo, sino un proyecto aspiracional que pretende combinar el esfuerzo extremo con la inspiración sublime, como si tal cosa fuera realizable. El Real Madrid sabe que no lo es. Por eso, en sus mejores noches, arroja un diamante por la borda para quitarse lastre.

Así ocurrió en el Calderón. Bendecido por las lesiones que masacran a otros equipos y que al Madrid lo aligeran, Zidane pudo alinear un equipo compensado. Sin Benzema, el esquema se hizo más dinámico y el mediocampo más sólido, enriquecido en la mediapunta por la desbordante creatividad de Isco. No es un problema de Benzema, quede claro. Apuesto a que sin Bale o Cristiano el resultado hubiera sido muy similar. Se trata, simplemente, de no morir ahogado en confeti.

Simeone comienza a entender que los ricos tienen enfermedades propias. En tiempos, su desventaja era lo que le faltaba en el banquillo; ahora es lo que le sobra. La concentración de talento en el ataque ha dado paso a una concentración de atacantes talentosos que genera un desequilibrio en el sistema y una interferencia en la filosofía. Vale que Carrasco se acopló entre los centrocampistas, pero el Madrid conoce bien el fracaso de esas fórmulas, especialmente en los grandes partidos. Cuando el toro asoma, la primera batalla que hay que ganar se libra en el mediocampo, y en ese terreno, interesante novedad, lo que puso el Atlético pesó menos que lo presentado por su rival.

Comparto que el marcador es excesivo. Y podría discutir sobre el penalti cambiándome de bando cada cinco minutos. Sin embargo, el gol estuvo siempre más cerca de quien los marcó. Sólo me queda lamentar las poses de Cristiano Ronaldo, su sentido homenaje a la memez de moda, ese mannequin challenge que se ha convertido en un detector de inmaduros ultracongelados.

Según escribo, oigo críticas a Cristiano por posar ante las cámaras de televisión en la celebración de sus dos últimos goles. Escucho y asiento, pero yo creo que fue hasta allí para observarse en el espejo de la lente. También él debería aprender a tirar diamantes por la borda.

4 comentarios en «Diamantes por la borda»
  1. La superioridad blanca hoy no la esperaba ni el hincha merengue más optimista. Con un esquema táctico nuevo y un equipo probablemente inédito, la circulación de balón fue fluidísima y la creación de peligro del Madrid durante el primer tiempo fue abrumadora.

    Me sorprendió el despliegue futbolístico, y sobre todo, físico, de Isco. La calidad la tenía, ya lo sabíamos, pero pocos confiaban en que pudiera jugar a un nivel así de agónico tanto rato.

    Bale produce un extraño efecto en la televisión: midiendo 1,83 metros (es más bajo que Cristiano) parece enorme, probablemente por la inmensa zancada que tiene y porque acostumbra a ganar las batallas aéreas. Es la referencia hoy día del Madrid en ataque, y el auténtico puntal a amarrar, si es que eso puede hacerse.

    Modric fue, curiosamente, el mediocampista que más se equivocó en el segundo tiempo por el bando blanco, y Kovacic dio muestras de tener un empaque de jugador grande, fajándose como un guerrero en cada jugada y sin quemarle el balón en los pies. Y esto último también vale para Lucas Vázquez, que jugó un partido colosal, como si llevara cinco años de titular, tanto en ataque como en defensa.

    Sobrado Marcelo. Firmes Varane, Nacho y Carvajal. Eficaz y concentrado Cristiano. Incisivo y todoterreno Bale. Delicioso Isco. Director Modric. Seguro Navas. Todos los efectivos madridistas estuvieron a un nivel tan alto que no creo que demasiada gente echase en falta a los ausentes. Y entre los ausentes estaban Ramos, Morata y Benzema (de inicio).

    La solidaridad blanca fue determinante para defender exitosamente ante un grupo muy trabajado como el atlético, que salía con su once tipo y con ganas de dar una alegría en liga a su afición.

    Nada se puede achacar al Atlético. Simeone (hay que agradecérselo) no quiere que le pase lo que a los equipos de Mou, achicharrados al tercer año de trayectoria, y está virando el rumbo táctico a un modelo más creativo, con lo que ello supone: enfrentarse como un equipo grande a los gigantes del fútbol. Esa guerra es otra historia y empieza a descubrirla. Pero insistir en la asfixia física del contrario con un estilo tan intenso y destructivo como el que ha ejercido estos años podría llevar a la fatiga del grupo. Gane o no gane nada este año, creo que hace bien en dar oxígeno al Atlético con esta variación. El Cholo tiene crédito y debería usarlo.

    Queda mucha liga, pero cuando parecía que sombras de desconfianza sobrevolaban la estampa de Zidane, su equipo dio un señor golpe en la mesa. El Madrid, hasta ayer, daba la sensación de andar en el filo constantemente, encajando goles ante cualquier equipo independientemente de su talla, pero en la noche de ayer demostró de lo que es capaz en un escenario cumbre cuando sus jugadores están unidos, motivados y concentrados.

    El Real Madrid certificó ayer su candidatura a todo.

  2. Brutal, Juanma. A perla por párrafo. Alguno se debe, o debería, estar tirando de los pelos o rasgándose las vestiduras, si la primera alternativa no le resulta posible.

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