El halcón maltés. Perdón: el Balón de Oro.
El halcón maltés. Perdón: el Balón de Oro.

Respeto si a ustedes les excita: no está el mundo para ir renunciando a motivos para la excitación. Si lo consideran como un reconocimiento que les toca, enhorabuena por sentirse tocados. Si lo entienden como un título que se transmite del futbolista al club, felicidades por su imaginación. No interferiré en su felicidad, hasta es posible que la envidie.

Yo, en cambio, estoy hasta las pelotas del Balón de Oro. Seré más concreto: estoy harto del ruido alrededor, de la discusión inútil, del babeo mediático y de las reivindicaciones infantiles. Me revienta esa prolongación del Clásico jugada por húmedos aduladores. Aquí cada uno defiende a su equipo y, en consecuencia, a su jugador. Por cierto, el ego insoportable de las estrellas del fútbol se construye, en gran medida, en tardes como esta. Todos rendidos y subyugados. No las busquen en el atlas: nosotros somos las islas vírgenes.

2 comentarios en «Hasta las pelotas»

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