No nos equivoquemos. Mazinger era el Madrid.
No nos equivoquemos. Mazinger era el Madrid.

 

Hay dos tipos de madridistas en desigual proporción: los que a estas horas se sienten campeones del mundo y los que sienten que han ganado en la prórroga al Kashima Antlers. Los primeros sólo se verán satisfechos con una crónica épica y ligeramente vengativa. En este caso se trataría de desarrollar una idea común (toma, toma y toma) con la que responder a las mofas escuchadas, leídas o imaginadas durante el partido. Para ello, después de algunos bramidos raciales, habría que recordar los títulos del Real Madrid en esta competición y en las otras, repasar los goles de Cristiano con intención de fumigar a los críticos y preguntar irónicamente por los ausentes. Si me lo permiten, renunciaré a esa crónica; ya la escribirán otros.

Llámenme sieso (o cosas peores), pero prefiero la otra opción. Soy partidario del desmelene, claro que sí, pero cuando corresponde. Me lo reservo para cuando toque enfrentar a rivales de la misma estatura y parecido presupuesto, en torneos de dificultad extrema y en saltos sin red. Utilizar las mismas exclamaciones ante el Kashima que ante el Bayern o el Barça me parecería una vulgaridad. Una vulgaridad impostada. Para muchos, será una vulgaridad impuesta por la corrección política, por el miedo a parecer antimadridista, por las ganas de fastidiar al vecino o por la falta de mejores noticias en esta mañana de domingo. Pero una vulgaridad.

Creo que la única proeza digna de destacarse fue la del equipo japonés, que estuvo muy cerca de vencer a un adversario gigantesco si lo comparamos con su propia insignificancia. Seamos honestos, en Yokohama no hubo más proeza que la suya. El equipo sin opciones y sin historia tuvo al campeón de Europa contra las cuerdas. Cualquier otra cosa son gases.

No digo que no haya que levantar estas copas; sólo recomiendo cierta sobriedad. Se puede y conviene destacar el gran partido de Lucas Vázquez y su incomprensible sustitución; es de justicia elogiar la inspiración poética de Benzema y hasta podríamos recurrir al tópico de que Cristiano no perdona, al menos varias veces seguidas. Sin embargo, esos méritos no son superiores a los que hizo Shibasaki para ser reconocido como uno de los mejores futbolistas de la final, o a la valentía casi suicida de su equipo, que lanzaba las contras a toque de corneta.

No hay gloria en cumplir con tu trabajo en situaciones de tanta superioridad. Hay, si acaso, palmadita en la espalda. Bien, muchachos, menudo susto, y no olviden lo que aprendimos hoy: no hay rival pequeño si le dejas crecer. En japonés se dice «Kashima».  

2 comentarios en «La copa y los gases»
  1. Si me permites, extenderé la crítica a la figura de Ronaldo: se ha vuelto tosco, lento y sus adornos son caricaturales. Marca goles, sí, también hay que insistir que al Kashima, pero el empeño en mantener su relevancia supone para el Madrid una lentitud en ataque insoportable. Benzema en banda («») es muy lento, y Marcelo por sí solo no puede ocuparse de defender y aportar peligro los 90 minutos de forma eficaz y continuada. Están perdiendo la oportunidad de integrar a Asensio, a Mariano o a Morata para mantener a un futbolista cuya eficacia encubre su poca participación en el juego.

    1. Totalmente de acuerdo con tú comentario Amr, me alivia ver que hay más gente que lo ve. Pero me temo que Zidane, lo vea o no, poco o nada puede o va a hacer al respecto. Esta racha está basada en la eficacia de los de arriba, los goles salvadores de Ramos y poco más. Todo pende de un hilo y de la flor, y cuando eso caduque, que caducará, veremos las costuras y miserias del equipo. Me recuerda mucho a la racha de Ancelotti, y ya sabemos todos lo que pasó en la segunda vuelta, excepto que este año el banquillo es muy fiable…Esperemos que hayan aprendido y no vuelva a suceder. Saludos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *