
El Real Madrid, en busca de Emma Stone.
De una crisis inventada puede surgir una depresión cierta. Entiéndase como depresión un estado de afligimiento y desgana. De repente, la suerte te deja como te dejan las novias que se hacen estrellas de cine. Entonces, y como sucede con todos los abandonos, lo que se impone es rebozarse en la melancolía del pijama a todas horas y de lo felices que fuimos. Para recuperar el ánimo ayuda mucho tener un club de jazz, pero también se puede remontar sin piano.
En ese trance anda el Real Madrid. Añorando la racha y la invencibilidad. Suspirando por el tiempo de los récords, por lo fácil que parecía. A ratos se acuerda de jugar y a ratos se hurga en la costra. Justo a la nostalgia hay un deseo de revancha que precipita los movimientos y vuelve a deprimir, vean Cristiano. Algunos son inmunes, los menos. Sergio Ramos le escupió el primer gol a todos los que dudan, critican o sonríen de medio lado. Había mucha verdad en la cantinela infantil: por mí, por todos mis compañeros y por mí el primero. En el segundo, más comedido, Sergio nos guió por el mapa que lleva impreso en la piel policroma y en la camiseta climalite.
Leer más