Zeppeling sobre La Giralda. Pilota Sampaoli.
Zeppeling sobre La Giralda. Pilota Sampaoli.

 

Creo firmemente en la compensación celestial, también en el fútbol: la suerte y la desgracia terminan por equilibrarse. Lo infrecuente es que las cuentas se salden en el mínimo espacio de tres días. Habitualmente se necesitan años, generaciones o, incluso, reencarnaciones. No me cabe duda de que lo vivido en los últimos minutos del Sevilla-Real Madrid es causa de lo que podríamos denominar un expediente express. Quien quiera que decida estas cosas aceleró un proceso que requiere una cocción una más lenta. De ahí el huracán que se llevó por delante el sentido común, la lógica establecida y al Real Madrid.

Así es. Niego la posibilidad de un trance deportivo capaz de impulsar al Sevilla hasta hacerse con la victoria. El empujón vino de arriba: llámenlo Manitú, ciclogénesis explosiva o energía fotovoltaica. De tal manera que, incapaz de explicar lo sobrenatural, me ceñiré a lo razonable, lo que abarca desde el inicio hasta el penalti a Carvajal. Allá vamos.

Lo hemos visto más veces: Un entrenador puede tenerlo todo estudiado, pero le costará adivinar el grado de valentía o locura de un lateral contrario; esa última raya apenas se distinguirá de las que emborronan la pizarra. La capacidad de desborde que antes atribuíamos a los delanteros y, más concretamente a los extremos (aquellos unicornios), le corresponde ahora una peculiar clase de futbolistas inagotables y polifuncionales.

Zidane, al que se tiene por un entrenador sin recursos tácticos (prejuicio recurrente hacia los técnicos sin aspavientos y hacia los guapos en general), decidió jugar en el Pizjuán con tres centrales y con Marcelo adelantado. Ya fuera suya la ocurrencia o copiada de un libro de magia, surtió efecto. Mariano apenas subió la banda y Marcelo se vio libre de obligaciones para explorar la suya.

Pero no fue por ese lateral por donde se desequilibró el partido. Fue Carvajal quien lo rompió de una forma que imaginamos definitiva, aunque no lo fue. Había otras en cuestiones en juego en las que es mejor no entrar. Había fuerzas desatadas a las que no seré yo quien ponga un lazo si tampoco se lo pudo poner Zidane.

2 comentarios en «El Sevilla vuela alto»
  1. «LLegado el día de la fiesta, el rey se vistió con el supuesto vestido y montado en su caballo salió en procesión por las calles de la villa, la gente también conocedora de la rara cualidad que tenía el vestido callaba y veía pasar a su rey, hasta que un pobre niño de corta edad, inocente donde los haya, dijo en voz alta y clara «el rey va desnudo»…

    A ver si la vida al final va ser un cuento…

  2. Teniendo el partido ganado y 2 cambios por hacer es imperdonable el dejar el partido loco en manos del Sevilla y que te remonten en 5 minutos.Zidane está verde en el arte de gestionar los cambios habitualmente y en «lo del otro futbol».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *