Piña del Real Madrid después de uno de los goles, el que gusten.
Piña del Real Madrid después de uno de los goles, el que gusten.

 

Cada partido señala a un protagonista que suele jugar en el equipo ganador. Es lo frecuente y así se podría describir lo ocurrido en Pamplona, del ingenio de Benzema al talento de Isco, adornado el texto con las fotos de alguno de los goleadores, o quizá con la piña del equipo, y es curioso esto de la piña, porque nunca he sabido si la piña es piñonera o de la marca Del Monte, tan apretada me resulta una como otra.

Todo lo que se diga en ese relato convencional será cierto: el peculiar dibujo del Madrid, el coraje de Osasuna y la reorganización final del líder. Concluiremos que no fue un partido brillante, porque no todos pueden serlo, y hablaremos del oficio como una característica fundamental de los equipos que aspiran a un campeonato. Sin que falte, por supuesto, alguna referencia al Nápoles y a la Champions que asoma. Deberían existir plantillas que permitieran completar estas crónicas con la simple sustitución de los nombres propios y apuesto a que ya habrá algún gurú de la inmediatez digital estudiando el asunto. Usted, rellene los blancos y titule llamativo. Sobre todo, titule llamativo.

Tengo por seguro que Sergio León tendrá un lugar en las crónicas convencionales, tal vez hasta un párrafo. Sin embargo, en mi molesta opinión, merece mucho más que eso. La película que se rodó en El Sadar, permitan el símil cinematográfico, no trató sobre el Real Madrid y sus goleadores, sino sobre Sergio León, un delantero que ha cumplido los 28 años fuera de radar y que se bastó para poner en jaque al campeón de Europa. Suyos han sido algunos de los mejores goles de la Liga (Las Palmas, Real Sociedad) y suyo fue el gol que alimentó la esperanza de Osasuna durante más tiempo del razonable. Dónde estuvo antes Sergio León y qué pudo suceder para que nos pasara inadvertido (a nosotros y a los ojeadores del mundo) son las preguntas en las que apetece rebozarse.

Las especulaciones son varias y todas deliciosas. Es posible que sea un caso de maduración tardía, provocado, vaya usted a saber, por el reciente nacimiento de su hija Anaís; hay cabezas dispersas que se ajustan ante la conmovedora visión de un bebé, aunque son muy pocas y algunas vuelven a aflojarse pasadas 24 horas. O mejor aún: quizá nos encontremos ante un caso de miopía colectiva o infortunio reiterado, o de ambas cosas al mismo tiempo: ni entrenadores, ni ojeadores ni una pizca de suerte. Me quedo con eso.

A mi juicio, esa es la verdadera historia del partido: mientras el Real Madrid trabajaba su victoria, un futbolista extraordinario pasaba factura a todos aquellos que no le supieron ver hasta que, por fin, le vio todo el mundo. Ahora sólo hay que esperar que le paguen. Aquí o en China.

2 comentarios en «Historia de Sergio León»
  1. Estoy totalmente de acuerdo con usted, señor Trueba. Sergio León es el David Villa de este tiempo, si lo ficha un equipo bien armado (lease un Sevilla…un Real Sociedad…o un Las Palmas) se hincha a perforar redes contrarias. Elegante, ambidiestro y con mucho olfato de gol.
    Gran articulo, Juanma!! Saludos!!

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