Iré al grano, para variar: ¿por qué hay mujeres en el podio de las carreras ciclistas y por qué es costumbre que posen besando al ganador? ¿por qué son ellas quienes le ponen el jersey correspondiente? Y si hablamos de motor, ¿por qué hay chicas en la parrilla de salida quitando el sol a los pilotos o señalizando su posición? Y cuando digo chicas, digo jóvenes despampanantes porque todavía no se conoce el caso de que la chica fuera señora y sus carnes en lugar de turgentes resultaran comúnmente flácidas. No hago bromas porque sé que el terreno es pantanoso, sólo pretendo exponer la cuestión.
Mes: marzo 2017 Página 1 de 2
¡FINAL! ¡Qué gran victoria ante Francia con los goles de @21LVA y @gerardeulofeu! #FRAESP #VamosEspaña 💪🏻🇪🇸 pic.twitter.com/4lILg35eHE
— Selección Española (@SeFutbol) March 28, 2017
Qué sensación. Nos tienen miedo. No ha hecho más que empezar y ellos se repliegan y esperan. Corren detrás del balón que tenemos nosotros. Corren rápido, también es cierto. Pero es que si fueran lentos serían Luxemburgo, dicho con todo el afecto. Seguimos tocando. Bajitos crecidos. Atentos al espacio que se abre en una banda cada vez que la defensa francesa se concentra en la opuesta. Koke se encarga de los envíos. Koke, de blanco, con perdón. Pedro anda entusiasmado, eso se ve pronto; cada uno pide disculpas a su manera. Carvajal explora por la derecha, pero en cuanto se despista le exploran a él. Ese Kurzawa es un galgo, uno más en el canódromo.
Qué sensación. París siente complejo o todavía le asusta el Barça. París, amigos, la ciudad con borlas en los tejados. París no es la capital de Francia, es la alcoba de Europa. Bien, pues esa ciudad asume su inferioridad. Seguimos tocando. A Iniesta le divierte el tráfico. También a Isco. Llegan, miran, vuelven, van. En cada giro, gira Francia. Nos ha venido bien que nos rajaran la espalda un par de veces. Así sucedió al inicio. Mbappé se presentó como un velocista de primer nivel (100, 200 y 110 vallas) y Koscielny como rematador de cabeza dura. Nos vino bien porque no nos volvimos a fiar. Hasta el descanso.
#Sub21 ¡¡¡FINAL EN ROMA!!! La @SeFutbol vence en el Olímpico 🏟 y hace pleno en sus amistosos de preparación antes del Europeo 💪🏽 | 🇮🇹 1-2 🇪🇸 pic.twitter.com/iNThk70VdB
— Selección Española (@SeFutbol) March 27, 2017
Sirve para el fútbol, el baloncesto y para las discotecas del Levante. Nunca sabrás si estás preparado hasta que no juegues contra un italiano. El fútbol de un equipo se puede medir de muchas maneras, pero no hay otro modo de examinar el carácter. Decía Luis Aragonés que eran una raza superior y Josep Pla observó en sus viajes por la bota que no había un nativo con cara de tonto. También lo hemos comprobado con un balón de por medio. Cuando conseguimos ganar a Italia en los cuartos de la Euro 2008 nos dimos cuenta de que lo podíamos ganar todo. Cuando perdimos en la pasada Eurocopa pensamos que ya no volveríamos a ganar nada.
España fue España, la de los últimos nueve años con ciertas interrupciones que son cicatrices que nos aportan carácter. La Selección jugó con el estilo que impusieron aquellos bajitos ilustres, algunos de los cuales todavía resisten y dictan cátedra o marcan gol. La fórmula es conocida: toque y elaboración, ayudas constantes y la portería como un destino irremediable, pero no primordial.
Debe ser terrible jugar contra un equipo así. Es muy posible que, después de correr durante tanto tiempo detrás de la pelota, el rival olvide el motivo de la persecución y comience a pensar en sus cosas, en regar los geranios o en cambiar el aceite al Porsche. En el fondo, eso es domesticar. Conseguir que el león sueñe con ratones y deje de imaginar antílopes y exploradores.
#Sub21 ¡FINAL en la Nueva Condomina! Exhibición de juego ante un estadio entregado ¡25.632 personas en las gradas! GRACIAS MURCIA. 🇪🇸 3-1 🇩🇰 pic.twitter.com/CH1rfNdAtW
— Selección Española (@SeFutbol) March 23, 2017
En la primera aproximación a la Selección Sub-21 pueden rondar los prejuicios habituales: chicos por hacer y talentos por contrastar. O dicho de otro modo, sírvanme el plato cuando esté cocinado. Craso error. Las categorías inferiores, y concretamente la Sub-21, nos presentan la personalidad de generaciones de futbolistas que no siempre pueden expresarse en el fútbol de élite por falta de minutos o de paciencia. No estamos hablando de abrir la tapa de la cazuela para ver que se cuece. Hablamos de algo tan maravilloso como observar a los talentos en libertad sin la angustia que contagian los adultos. No se trata de intuir lo que estos muchachos pueden llegar a ser, sino de disfrutar de lo que son ahora. La edad no mejora, suele estropear.
Hay una escena de La Princesa Prometida en la que Iñigo Montoya y el joven Westley se baten en tan singular combate que casi sale fuego de sus espadas. Es entonces cuando Montoya le descubre a su oponente que no es zurdo, sino diestro (o tal vez sea al revés, poco importa), al tiempo que se cambia el sable de mano y prosigue el duelo con esa alegría tan poco criminal de los espadachines de los cuentos. Me ahorraré contar cómo continúa la batalla para no estropearme el argumento, pero si tienen curiosidad les invito a revisar el clásico.
Lopetegui, en plena reinvención.
La comparecencia de Julen Lopetegui estaba prevista a las 11:30 y comenzó con razonable puntualidad, tampoco hay que excederse, no era esta la lista de Alemania. La conciencia general es que había treinta minutos para entregarse a la Selección hasta que el mediodía diera paso al sorteo de la Champions. De modo que, sin más preámbulos, si acaso el carraspeo habitual, el seleccionador nombró a los 25 futbolistas que forman parte de su cuarta convocatoria, la que servirá para enfrentarse a Israel (viernes 24) y Francia (martes 28), un encuentro clasificatorio y un amistoso de primer nivel. Las novedades más significativas son Illarramendi, Pedro y Deulofeu. La ausencia más morbosa (léase nostálgica) sigue siendo la de Casillas, aunque también fueron comentadas las bajas de Cesc, Lucas Vázquez, Sergi Roberto y los centrocampistas de la Unión Deportiva Las Palmas Roque Mesa y Jonathan Viera.
Por Francisco Cabrero Hidalgo
Sí, tengo casa en Chinchón. Sí, estoy orgulloso de sentirme Chinchonete. Sí, quiero lo mejor para este pueblo y sus gentes…, y sí, es un sentimiento imposible de negar.
Antes de escribir estas líneas, quería dejar claro ese punto, por si alguien puede llegar a pensar que esta opinión es fruto de algún interés personal, o nace de esa parte emocional que todos tenemos hacia nuestra tierra o nuestra gente. Nada más lejos de la realidad: simplemente intento exponer algo que me tiene confundido, algo que me tiene preocupado, algo que creo se debería conocer.
Chinchón es un pueblo maravilloso, situado a 45 kilómetros de Madrid. Según los entendidos es uno de los 13 pueblos más bonitos de España, un pueblo que genera más de 200.000 visitantes a lo largo del año. Es uno de los lugares más visitados y reconocidos de Madrid por sus lugares, su gente y su gastronomía. Quien lo visita, vuelve. Quien lo vive, se enamora.
Ante todo esto, ¿de verdad que se merece que se instale una planta de compostaje a menos de 3 km del casco histórico del pueblo?
Está de moda justificarlo todo con la actuación arbitral, de manera que si queremos parecer a la última tendremos que comenzar por la roja que debió ver Keylor Navas y continuar con las especulaciones que más interesen. Si la idea es condenar al Madrid, afirmaremos que no hubiera podido ganar contra once porque casi no pudo ganar contra diez. Si defendemos la idea contraria, diremos, con bastante cinismo, que el Madrid no fue beneficiado en la acción de Keylor, sino seriamente perjudicado, pues a continuación el portero costarricense se metió el balón dentro de la portería, cosa que jamás hubiera hecho Kiko Casilla, guardameta de guantes más adherentes. Sin ese gol, el Betis se habría visto obligado a abrirse más y hubiera caído antes. A partir de aquí, podemos remontarnos en la discusión al partido del pasado miércoles y a José Emilio Guruceta Muro.
La otra opción es ignorar al árbitro, lo que no significa tenerlo por un ser inocuo. Los árbitros influyen en el juego y así debe ser porque el fútbol no se juega en una probeta, sino sometido a fenómenos naturales entre los que se cuenta un señor que ha de impartir justicia condicionado, tal y como lo estamos todos, por sus gustos, sus filias y fobias, su hipoteca, la última discusión con su pareja y el dolor accidental de un huevo.
Primer pensamiento de la noche: bendita pista de atletismo. Si no fuera por ella, los tifosi hubieran mordido los muslos de algún madridista durante la primera parte. Última reflexión nocturna: los grandes partidos de Champions, los inigualables, son aquellos cuya suma de goles despista al aficionado de letras, aturdido por el gol doble que nunca lo fue. Se necesita mucho disparate para experimentar tanto goce y en Nápoles todo se ciñó al sentido común.
Los locales salieron como se espera de un anfitrión en desventaja: arrebatados. El problema de los arrebatamientos es que agotan. En cuanto decayó la presión, el Madrid creció. A pesar del progresivo intercambio de papeles, el Nápoles se marchó al descanso tal y como había rezado a San Paolo: 1-0.