El león de la Metro antes de interpretar uno de sus temas principales.
El león de la Metro antes de interpretar uno de sus temas principales.

 

Es igual que en el tenis. O muy parecido. Al Real Madrid se le gana por dos puntos de diferencia o no se le gana. Digamos que nunca se queda a un gol de la proeza, lo marca. Y no fallo en el cálculo. La proeza, en este caso, era empatar contra Las Palmas; la victoria era un milagro.

Ya lo hemos comentado otras veces: en ese último arreón está la definición de un carácter. El tamaño del desafío gradúa el interés. El campeón no se dormirá contra los monstruos pero bostezará con los demás. Sucede igual con esos enormes felinos que entre la ingesta de un antílope y la deglución de un búfalo acuático dejan que las moscas se posen en su hocico. Ellos también hubieran empatado en los últimos minutos. Estoy por asegurarlo, aunque no pienso preguntárselo.

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