Los niños al poder.
Los niños al poder.

 

Isco no defiende, Isco conduce en exceso, Isco no es regular. Los detractores de Isco, a los que ahora se les podrá observar silbando por el paseo marítimo, no tienen mal gusto. Lo que les falta es paciencia. Consideran que Isco no merece el margen de distracción que se permiten otras estrellas del equipo. Y aunque los críticos esgrimen argumentos futbolísticos, en el fondo subyace un menosprecio al jugador español, al que se le buscan con más ahínco los defectos. Que si chupa, que si es lento, que si tal. El último y más irritante son las ambiciones económicas: no tenga usted duda de que Isco querrá mejorar su contrato en la próxima renovación y no se imagina cuánto pide. ¡Intolerable! Tengo entendido que Casillas tenía el mismo vicio…

Si fuera turco le perdonaríamos los deslices porque Oriente es un territorio mágico y evanescente; si fuera belga le otorgaríamos un crédito ilimitado, deportivo y bancario. Sin embargo, Isco nació en Arroyo de la Miel y poco importa que sea mejor que Arda o el añorado Hazard (dos años más viejo). No defiende, conduce en exceso y no es regular.

Las razones de Zidane son diferentes: Isco no le cabe. Si la BBC es irrenunciable estratégicamente, y aquí se mezclan las pizarras deportivas y las financieras, la incorporación de Isco obliga a sacrificar a un centrocampista puro y no son muchos los que hay en el equipo. De manera que para Isco quedan las oportunidades que propician las lesiones o el calendario. Y eso es muy poca cosa para quien se ha sabido desde siempre el mejor de su clase y ahora no se siente menos.

La conclusión es que si fichas a Isco no es para tenerlo en el garaje. Y lo mismo vale con Morata (claramente harto) y James (evidentemente abandonado). Para el futbolista que sale del banquillo, más importante que los minutos, es la esperanza de que un gran partido mejorará su posición. Sin eso no hay nada. Se intuye a partir de enero pero se aprecia a la perfección en el mes de abril.

Desde ese punto de vista, los jugadores del Real Madrid quedaron divididos entre los que les apetecía mucho jugar y los que no lo deseaban en absoluto, y marcando ambos extremos situaremos a Isco y James. No andaremos muy desencaminados si consideramos que la inspiración del malagueño procedía de la ausencia de otras figuras (ni BBC, ni Modric, ni Kroos…). Sin la autoridad paterna, Isco recuperó el liderazgo del patio. Nadie le llevó la contraria.

El primer gol fue excelente porque lo hubiera marcado igual un Fin de Año en la Puerta del Sol. La densidad poblacional en el área del Sporting era muy similar. Salir de allí sin tropezar con nadie y colocar el balón en la escuadra es cuestión de mucho mérito, más aún con la zurda (algún día hablaremos de los ambidextros y de la importancia de disparar con dos pistolas).

El tanto de la victoria es el que le señala como protagonista absoluto, pero fue una jugada anterior la que estuvo cerca de convertirle en actor principal de las antologías de los mejores goles marcados en este siglo y en un buen pedazo del anterior. La acción lo tuvo todo: control, verticalidad, quiebros que tumban defensas y regates que los dejan secos. Una maravilla que, de tantas veces repetidas, cualquier día acabará en gol. Hasta entonces, y en cuanto sus señorías terminen el paseo junto al mar, proseguirá la letanía: no defiende, conduce en exceso… La única verdad es que no es regular: es extraordinario.

3 comentarios en «Isco merece más»
  1. Vamos Zidane sé justo, el Madrid y la Champions son más importantes que Bale y el mandato de Florentino. Pon a Isco, pon a Isco, pon a Isco rayos!!!

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