El Real Madrid en Riazor. De qué planeta viniste.
El Real Madrid en Riazor. De qué planeta viniste.

Probablemente, el mejor Real Madrid del curso. Con certeza los mejores minutos, el fútbol más brillante. Un placer con un único lamento: cuántas opciones se dejan sin explorar a lo largo de una temporada. Lo que vimos en Riazor, presentado como una sospechosa ensalada de suplentes (nueve no jugaron el Clásico), fue en realidad un prodigioso descubrimiento. Sin esperarlo, nos encontramos con un equipo dinámico, chispeante en la circulación gracias a las posiciones intercambiables de los futbolistas de creación y ataque, y con más alternativas ofensivas, tan eficientes como las titulares.

Es imposible no alimentar el pensamiento (impuro) de que hay otros mundos y podrían ser felices. Si el dinero no impusiera un método, el Real Madrid multiplicaría el protagonismo de soberbios futbolistas, no mayores de 25 años, que están deseando jugar y que deben hacerlo para no interrumpir su crecimiento.

El mismo avispero que elevó a la Selección española cuando hizo coincidir sobre el campo a Silva, Xavi, Iniesta y Cesc, incontrolables por talento y movilidad (reciten la colmena del Barça, si lo prefieren), lo compuso el Real Madrid en Riazor al conectar a Asensio, Isco, Lucas, James y Kovacic, con diferentes características, es obvio, pero capaces de evaporar al contrario con rapidísimas triangulaciones que no se conformaban con el arabesco, sino que buscaban el gol.

Me dirán que no me emocione, que era el Depor, 16º clasificado. Es verdad. Sin embargo, la facilidad de enfrentarse a un rival mustio se compensa con la dificultad que entraña entenderse sin ensayos previos. El juego que desplegó el Real Madrid en los minutos de la excelencia es el que consiguen los equipos extraordinarios después de practicar rutinas en un sinfín de partidos. Quienes jugaron así no merecen las migajas de las grandes cenas. Entiendo las esclavitudes que impone el dinero, mínimas en comparación con sus ventajas. Lo entiendo todo, pero no comprendo nada. No es que haya otras posibilidades, es que hay otros mundos.

3 comentarios en «Hay otros mundos»
  1. Cuántos han hablado hoy de lo mismo y sin embargo han olvidado los matices cruciales que aporta Trueba. Cuántos han hablado hoy de lo mismo y sin embargo nadie tan atinadamente y con tan amplia visión como Trueba. Cuántos han hablado hoy de lo mismo y todos con peor prosa que Trueba. ¡País!

  2. Es muy triste tener que cenar bocadillo de mortadela todas las noches sabiendo que tienes en la nevera caviar para parar un tren. Y todo porque el dueño de la cocina se ha emperrado en que la mortadela es un manjar y el cocinero le sigue el cuento.

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