El Atlético, camino de vestuarios.
El Atlético, camino de vestuarios.

El fútbol colecciona paradojas. La mejor plantilla del Atlético fue la que menos resistencia opuso al Real Madrid en su cuarto enfrentamiento consecutivo en Copa de Europa. Los tomamos por agoreros supersticiosos, pero tenían razón quienes advirtieron que la excelencia en el juego era una aspiración contra natura. Y no porque el Atlético tenga vedado el buen fútbol, sino porque el mejor Atlético de la historia, el de Simeone, se ha construido como candidato a base de disciplina y hierro, a golpe de cálculo infinitesimal. A partir de la conciencia de su inferioridad y reduciendo al mínimo el margen del azar, los futbolistas llegaron a entender que el máximo esfuerzo era la única escapatoria. Cambiar el modelo era arriesgar el resultado.

Sólo en los primeros cinco minutos se vieron trazas de aquel Atlético sin complejos, cada vez más confiado en sus posibilidades. El primer gol de Cristiano lo hizo desaparecer. Nunca terminó de reponerse del golpe. Estiró el cuello y se arregló la camisa. Agarró el balón y quiso recuperar el hilo. No lo encontró. Peor aún. El Real Madrid se había apoderado de la viveza que antes le pertenecía, de la anticipación y del ansia. No hay respuesta cuando el rico también cultiva las virtudes de los pobres.

Ahora es difícil establecer la influencia exacta de cada factor. Isco ejercía de ganzúa en el centro del campo y alrededores. Lucas Hernández braceaba malamente ante los ataques de Cristiano, que reconoció muy pronto su debilidad. La precisión que se espera de quien asalta la Reserva Federal se transformó en un sinfín de imprecisiones. No pasan tantos trenes por la Estación del Norte.

Del gol hasta el final de la primera mitad, Carvajal lo hizo todo, lo bueno, lo regular y lo malo, incluido lesionarse. Creímos que aquello podría señalar un giro en el guion, pero no significó nada. El Atlético siguió siendo la mosca camino del desagüe. El Madrid prosiguió con su proceso de agigantamiento. Por primera vez en cuatro años, el partido se había transformado en un concurso de a ver quién juega mejor, y sobre este asunto caben pocas dudas.

Tampoco admite muchas incógnitas el resultado final. El Real Madrid estará en la final de Cardiff y lo sorprendente no es su clasificación; es la ausencia de arrugas en el chaqué.

Un comentario en «El Real Madrid le arrancó la armadura al Atlético»
  1. Magnífica crónica como de costumbre.
    «No hay respuesta cuando el rico también cultiva las virtudes de los pobres»…sublime.
    Un abrazo.

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