Así se presiona. Lo demás, viene solo o casi.

El síndrome del miembro fantasma es la percepción de que un miembro amputado todavía forma parte del cuerpo y continúa trabajando a su servicio. Al Barcelona le ocurre lo mismo con Neymar. El equipo lo busca en cada jugada y al no encontrarlo, se deprime. La situación se repite una y otra vez, ilusión y frustración, prácticamente en cada maniobra de ataque. El Barça hace esfuerzos ímprobos por mover el miembro amputado, pero nada se mueve porque nada hay.

La sensación de orfandad que ha dejado Neymar va camino de ser mayor que el talento que demostró, que fue muy respetable. O no supimos calcular su peso dentro del grupo o el equipo disimuló con Neymar unos fallos estructurales que amenazan con la ruina del palacio. Más que a Paulinho, el Barcelona necesita ahora mismo a San Vicente Paul o a cualquier otra santidad con poderes sanadores. El club cometerá un grave error si se empeña en contratar operarios; necesita ilusión.

No desmerezco al Real Madrid, no vayan a pensar. El vigente campeón de Liga y Copa de Europa añade cada día detalles a su repertorio, lo que no es poco para tener un entrenador florero (cursiva irónica). En el Bernabéu desplegó una presión alta con emboscada en banda que recordó poderosamente a las trampas que preparaba el Barcelona de Guardiola. Si el equipo ajusta el método y conserva el interés encontrará muy poquitos rivales que le hagan sombra.

Lo que más debe llenar de satisfacción a Zidane, y lo que desactiva a sus detractores, es que el sistema está por encima de los futbolistas o, para mejor decir, se amolda a los que juegan, de tal manera que cada versión potencia las virtudes del equipo sobre el campo. Sin Cristiano y Bale (ni Isco ni Casemiro), el juego ganó en agilidad y mejoró la circulación en la medular, a cambio, tal vez, de unos puños más amortiguados. La doble aportación de Asensio como cómplice y asesino es una cuestión sobre la que conviene incidir. Sería demasiado sencillo señalar que el chico tiene talento, porque talento tienen muchos. Él, además, posee brillo, como si un foco le siguiera en cada movimiento. El mismo foco que ciega a los rivales, sólo así se explica la inacción de Ter Stegen. Sobre Benzema, el otro goleador, no tengo mucho más que añadir: si no lo entienden, allá ustedes.

Me lo comentaba un atlético en la grada: lo peor no es que gane el Madrid, que ya duele, es que tiene equipo para ocho años. Y yo no supe cómo consolarle.

2 comentarios en «Supercopa: el equipo real y el miembro fantasma»
  1. Juanma!!!! O yo veo otros partidos o definitivamente Benzema es el 9 perfecto para el Real. Que siiiii…que a veces parece que tiene horchata en vez de sangre y que las estadisticas lo amparan y firmemente.
    A mi me fascina, como se mueve y lo sutil que es. Cuando CR7 eche la vista atras para recordar sus mas de 400 chicharros espero que tambien vea una sombra muy alargada con la imagen de Karim, pues es uno de los grandes culpables de su record.
    Grande Karim, Grande el Real. Saludos desde Santo Domingo…recien llegado de brindar por el precio de Asensio (Bendito sea!!) y saborear unos Brugales y Barcelós!!!! Jajajajaja

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