¿Qué sueña un futbolista antes de un partido? Si sueña con ser protagonista debe tener cuidado. Si sueña con marcar un gol debe matizar su deseo. Si imagina un doblete conviene que especifique la portería. De ser posible una abstracción de los detalles, podemos afirmar que en Anoeta no hubo nadie con tanto protagonismo como Kevin Rodrigues. El lateral vasco-francés de la Real Sociedad marcó un gol a Keylor y otro a Rulli, remató al larguero y fue vencido por Bale en la carrera que propició el tercero del Real Madrid, el más repetido en los resúmenes. Digamos que salió en todas las fotos y en alguna retratado. ¿Qué nota merece alguien tan influyente en lo bueno y en lo malo? Ante la duda propongo un premio a la compleja dualidad del ser humano.

No muy lejos, pero siempre por detrás, emerge la figura de Borja Mayoral, autor de un gol y asistente luego de Kevin Rodrigues. En principio, es mucho más de lo que puede soñar un canterano que no estaba invitado a la fiesta. Hablamos, además, de un muchacho en el que nadie creía ni consideraba como alternativa a los delanteros titulares, de ahí el lamento general por no haber fichado un nueve. Por fortuna, las opiniones cambian como el clima en la montaña y mañana, ya lo verán, nos despertaremos con que ha nacido una estrella, otra, Borja Mayoral.

Parte del mérito corresponde a Zidane, también hay que ser justos. Otro entrenador hubiera preferido la contorsión táctica a la titularidad del chico en plaza tan complicada. Como suele ocurrir, Zidane tiene razón. La sensatez es un tipo de genialidad, quizá la menos practicada.

Bale es el siguiente personaje en la escena, aunque terminará por ser el primero. Su sprint de 73 metros (cortesía Movistar) le devolvió a su fisonomía natural, la de centauro con kiki. Una vez más, a Kevin Rodrigues le tocó el papel del Coyote, gato Silvestre y Elmer el cazador. Por cierto, el pase de Isco iba tan medido que, hasta viéndolo por la televisión, daban ganas de hacerse galgo.

Al fondo del partido todavía hay lugar para un futbolista extraordinario. Me refiero a Álvaro Odriozola, un lateral deliciosamente ofensivo, un entusiasta del juego de ataque y un insumiso en líneas generales. Hay laterales diestros que rozan la perfección en su cometido, como Carvajal. Hay otros que, como Odriozola, son laterales en rebeldía, tipos recién escapados del campo de concentración, o de la cárcel estatal, que corren por la banda como los fugitivos por la libertad. Si les gusta ahora, verán cuando se suelte las cadenas.

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