Lola en el Bernabéu.

Es mal día para decir que Isco es una república independiente. Aunque, según lo pienso, es posible que los chistes, malos o pésimos, sean lo único con capacidad para rescatarnos después de una jornada de tanto bochorno. Volvamos al fútbol y supongamos que las banderas de España que proliferaban en el estadio Bernabéu eran en homenaje a Quique, entrenador del Espanyol y sobrino de Lola Flores. Diremos, en atención de los más jóvenes, que La Faraona, con indispensable ayuda de El Pescadilla, matrimonió el cante más español con la rumba más catalana. Y les brotaron flores.

Volvamos al fútbol, no quieran marcharse. El Real Madrid pasó de la goleada virtual y virtuosa, a poner en peligro su triunfo. Lo consideraríamos un fenómeno extraño si no lo hubiéramos visto más veces, un ciento. La impresión es que, en ese tramo esplendoroso, el equipo se suma hasta los goles que no marca y con esa idea se marcha del partido, como si ganara 5-0 y ya pudiera pensar en otra cosa. Eso de añadir a lo que se tiene lo que se podría tener es una afición muy extendida entre los políticos de distinto bando.

Pero regresemos al fútbol. Cuando los jugadores del Real Madrid se despiertan de la ensoñación necesitan un tiempo para ubicarse, les habrá ocurrido si frecuentan las habitaciones de hotel, incluso las que reservan ustedes mismos. No suelen ser demasiados minutos, pero en este caso habrían sido suficientes para que el Espanyol marcara un gol o un par. Si no lo hizo fue por esa mezcla de vértigo y galantería que ataca a muchos visitantes, respetuosísimos con la fogosa voluntad popular, también este asunto les resultará familiar.

Pero volvamos al fútbol. Isco, decía, casi siempre juega un partido con independencia del partido general, al que también contribuye para no parecer antipático. Sin embargo, es su partido el que le interesa y el que termina por interesarnos a todos por la sencilla razón de que el juego que se inventa él es más divertido. Es obvio que para que esto sea posible ha sido necesario, además de una formidable conjunción genética, el permiso del entrenador. Zidane concede a Isco una autonomía que roza lo federal, decisión de considerable inteligencia porque favorece el individualismo potenciando a la colectividad. Esto les sonará algo menos.

El Espanyol, no creo haberlo comentado, es un club de fútbol de Barcelona que forma parte de nuestras vidas porque formó parte de nuestros cromos, no creo necesario entrar en mayores profundidades sentimentales. Y lo mismo ocurre con el Barça, sobra indicarlo. Y con tantos otros a los que seguiremos pegados. Perdón, quise decir unidos. Juntos si lo prefieren. Compañeros. Si no de viaje, de pupitre. De recreo. Bastaría eso.

2 comentarios en «Volvamos al fútbol»
  1. Gracias Juanma Trueba un día más por tu crónica, normalmente me parecen una delicia, divertidas e ingeniosas, ante todo diferentes y que siempre van más allá, pero la de hoy me parece sencillamente genial. Una suerte poder seguir leyéndote por aquí a la espera de tu nuevo proyecto.

  2. Gracias Juanma. Hoy en un día de tanto dolor y sensación de irrealidad, con el cuerpo desencajado luego de ver fantasmas de otras epocas, después de leer tantos tweets y opiniones que me dan náuseas y que merman mi condición de socio de esta sociedad, tu columna es un balsamo de distracción y buen gusto. Ánimo a seguir.
    Att:
    Un lector de siempre.

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