Relatos de deporte, cine, política y de lo que sea menester

Autor: juanmatrueba Página 1 de 23

Los hijos de puta

Los hijos de puta

El gran dictador. Chaplin, en plena mofa.

Nada soporta peor el dictador que la mofa. Chaplin lo sabía.

El hijo de puta es un imbécil que va armado. El hijo de puta con todas las letras (descartamos “hijoputas” e “hideputas”, como bien me sugieren los filólogos Elena Pérez y Fernando Carreño) se distingue de otros indeseables porque actúa desde una posición de poder. Si no la tuviera sería un cretino, relativamente inofensivo aunque indudablemente molesto.

Con ustedes, un candidato


El fútbol inglés se aproxima. A nosotros, digo. Debía pasar, pero pensamos que nunca llegaría a ocurrir. Suponíamos que los jeques y los magnates seguirían gastando el dinero a tontas y a locas, que los entrenadores serían incapaces de sobreponerse a lo que parecía una tara estructural y una fatalidad histórica, ya se sabe que los británicos pierden gas cuando salen de las islas. Pues bien, todo es mentira. Entre otras razones porque el dinero, cuando es inagotable, termina por tener razón. Y porque el mestizaje se ha impuesto en el campo y en los banquillos, y porque el fútbol va y viene, y porque la vida es así.

El Real Madrid y la hermosa desesperación

Rutger Hauer, replicante sin réplica.

Hay algo desesperante en la resistencia del Real Madrid a cerrar los partidos. Últimamente se ha habituado a regalar indultos entre los rivales sentenciados, como si Joan Báez fuera el Gobernador de Texas. Sin embargo, y según se mire, en lo desesperante también hay algo admirable. Me refiero a la calma, no confundir con la desidia o el desinterés. La diferencia entre la pachorra y la serenidad es la sabiduría y no olvidemos que el Real Madrid viene de ganar dos Champions consecutivas, lo que equivale a pasar por la Puerta de Tannhäuser como si fuera la de Alcalá.

#LaDiferenciaPelayo: España, en la riqueza y en la pobreza

El caos universal se ordena levemente: España está más cerca de ser cabeza de serie en el Mundial de Rusia. No debía ser de otra manera, y creo que esto lo pensamos todos, ustedes y mi plural mayestático. Aunque dependamos de otros, la Selección merece un bombo de primer nivel que honre su trayectoria y que nos allane (toquemos madera) el camino. Sin embargo, esta proyección, aunque elemental, no resulta tan sencilla para futbolistas que están acostumbrados a imaginar el futuro en plazos de tres días. Por esa razón nos llevó 75 minutos marcar un gol y por el mismo motivo nos manejamos con interés, pero sin excesiva pasión. Para completar la primera aproximación al partido se hace necesario que rindamos honores al portero de Israel, Ariel Harush, que jugó en la posición teórica de murallas de Jerusalén y sólo fue superado por un misil tierra-escuadra.

#LaDiferenciaPelayo: Isco y cierra España (con perdón)

España es un país lleno de coincidencias, aunque se empeñe en negárselas. Una de sus características definitorias es el permanente deseo de llevar la contraria, inclinación que explica bastante de cuanto nos ocurre. Pondré un ejemplo que son varios. Mucho de lo que dice Piqué es por el placer de llevar la contraria y quienes se lo censuran lo hacen por el mismo motivo. Ese era el origen de los pitos contra el futbolista hasta que pitar se convirtió en tendencia y alguien decidió aplaudir para llevar la contraria. Pensarán ustedes que estoy simplificando un conflicto de gran complejidad, pero en realidad no estoy haciendo otra cosa que llevar la contraria, acto de máxima fidelidad a mi nación de naciones.

Volvamos al fútbol

Lola en el Bernabéu.

Es mal día para decir que Isco es una república independiente. Aunque, según lo pienso, es posible que los chistes, malos o pésimos, sean lo único con capacidad para rescatarnos después de una jornada de tanto bochorno. Volvamos al fútbol y supongamos que las banderas de España que proliferaban en el estadio Bernabéu eran en homenaje a Quique, entrenador del Espanyol y sobrino de Lola Flores. Diremos, en atención de los más jóvenes, que La Faraona, con indispensable ayuda de El Pescadilla, matrimonió el cante más español con la rumba más catalana. Y les brotaron flores.

Un dragón menos

Zidane, en Alemania. Caballo blanco, observen.

Hay dos maneras de enfrentarse al Real Madrid y ninguna excluye rezar. La primera pasa por cerrar filas, protegerse en campo propio y fiarse de un contragolpe improbable o de un final loco. Así, más o menos, venció el Betis en el Bernabéu. La otra posibilidad es aceptar el intercambio de golpes y disfrutar del rato que se permanece en pie, que nunca suele ser demasiado. El Borussia Dortmund, tal y como ha demostrado en los últimos años, siempre elige la opción B. Que el rival salga con un ojo amoratado le compensa de cualquier resultado adverso.

Ceballos no es broma


Hasta hace pocas horas circulaba un chiste malvado entre el beticismo. Un bético se iba a Madrid a comprarse una camiseta de Ceballos y se volvía con un peto. La broma pereció de muerte natural en Mendizorroza. O no tan natural. Que Ceballos le haga dos goles al Alavés cabe dentro de lo posible porque el muchacho tiene talento para embotellar y en Vitoria hacía sol de Sevilla en abril. Lo que no es tan normal es que un entrenador a siete puntos del Barcelona convierta en titular al chico que nunca lo ha sido. Eso mismo hizo Zidane. Ajeno al nerviosismo de los alrededores, el técnico se dejó en el banquillo a Modric y Bale. Nada menos. De haber fallado en sus cálculos, esa decisión sería el látigo con el que sería azotado durante una semana, quizá varias.

Betis de autor en el Bernabéu


Hubiera sido un accidente si el Betis no hubiera jugado a nada, pero jugó y bastante. Sería un drama si el Real Madrid hubiera perdido sin hacer ocasiones de gol, pero las acumuló a lo largo del partido. De manera que no se me ocurre un análisis en negativo ni un relato que acribille al perdedor. A veces pasa. De vez en cuando, un buen equipo se sostiene gracias a un portero y sentencia por un jugador. O por un par.

Bale, Borja y el Coyote


¿Qué sueña un futbolista antes de un partido? Si sueña con ser protagonista debe tener cuidado. Si sueña con marcar un gol debe matizar su deseo. Si imagina un doblete conviene que especifique la portería. De ser posible una abstracción de los detalles, podemos afirmar que en Anoeta no hubo nadie con tanto protagonismo como Kevin Rodrigues. El lateral vasco-francés de la Real Sociedad marcó un gol a Keylor y otro a Rulli, remató al larguero y fue vencido por Bale en la carrera que propició el tercero del Real Madrid, el más repetido en los resúmenes. Digamos que salió en todas las fotos y en alguna retratado. ¿Qué nota merece alguien tan influyente en lo bueno y en lo malo? Ante la duda propongo un premio a la compleja dualidad del ser humano.

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