Relatos de deporte, cine, política y de lo que sea menester

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«You talkin’ to me?» James como De Niro en Taxi Driver

En opinión de la autora, James está así de enfadado.

Por Lila Castro

Un buen día de abril, James Rodríguez de levantó, se dirigió al baño, se afeitó, se miró al espejo y preguntó: ¿Me estás mirando?, ¿Me estás hablando a mí? Y no encontró respuesta. Entonces, insistió con vehemencia: ¿A quién demonios le estás hablando? Miró para todos los lados. Y dijo: “Bien, yo soy el único que está aquí ahora mismo. ¿A quién coño piensas que estás hablando?”. Y ante tanta insistencia, el del espejo, finalmente, le respondió: “Sí, es contigo, ¿ya estuvo bueno, eh?”.

James no es el mejor jugador del mundo (podría ser uno de ellos), pero convendrán que es una estrella. Nadie puede negar el alcance de esa zurda prodigiosa, su calidad técnica, su polivalencia, la precisión de sus pases, la visión que tiene del juego, que se ofrece, que se asocia, que llega al área; un mediocampista que acostumbra a hacer igual número de goles que asistencias, lo que no es usual en su rol, y entre esos goles algunos decisivos y de gran factura, cómo no recordar el del empate en el reciente Clásico.

Carta abierta (y sentida) de un vecino de Chinchón

Chinchón, patrimonio cultural desprotegido.

Chinchón, patrimonio cultural desprotegido.

 

Por Francisco Cabrero Hidalgo

Sí, tengo casa en Chinchón. Sí, estoy orgulloso de sentirme Chinchonete. Sí, quiero lo mejor para este pueblo y sus gentes…, y sí, es un sentimiento imposible de negar.

Antes de escribir estas líneas, quería dejar claro ese punto, por si alguien puede llegar a pensar que esta opinión es fruto de algún interés personal, o nace de esa parte emocional que todos tenemos hacia nuestra tierra o nuestra gente. Nada más lejos de la realidad: simplemente intento exponer algo que me tiene confundido, algo que me tiene preocupado, algo que creo se debería conocer.

Chinchón es un pueblo maravilloso, situado a 45 kilómetros de Madrid. Según los entendidos es uno de los 13 pueblos más bonitos de España, un pueblo que genera más de 200.000 visitantes a lo largo del año. Es uno de los lugares más visitados y reconocidos de Madrid por sus lugares, su gente y su gastronomía. Quien lo visita, vuelve. Quien lo vive, se enamora.

Ante todo esto, ¿de verdad que se merece que se instale una planta de compostaje a menos de 3 km del casco histórico del pueblo?

Despedidas

Niño indio en busca de rostro pálido.

Niño indio en busca de rostro pálido.

 

Por Irene García (@IreneGarciaRM)

Hemos superado el coitus interrumptus al que nos somete el parón de Selecciones con una bofetada de gusto tal como aquella que le diste a tu ex cuando al final descubriste que sí, era precisamente lo que parecía. Bendito sea el golpe al estado catatónico en el que nos sumerge la falta del campeonato patrio, que, además, vuelve llamando a las puertas de un romanticismo que firmaría el mismísimo Espronceda con el que será el último derbi madrileño en el Vicente Calderón. Vuelve aquél de fachada quijotesca al once de Zidane, ese de cuyo nombre no quieren acordarse los atléticos, y podremos comprobar si cualquier pasado sin Sergio Ramos fue mejor, o peor. Espero al aprendiz de Galeano jaleando y agitando los brazos al borde del disloque, mientras al paciente francés no se le mueve un pelo de su vie en roseCreo en el querer del Madrid por ser generoso con el momento, con la atmósfera y con Sabina, entregándose a la causa con una victoria, porque, aunque pierda, el Atleti siempre gana.

A Benzema le esperamos en el muelle de San Blas, que para algo lo emotivo de la cita, dudando de si llegará un poco o a medias para darle la oportunidad a Lucas Vázquez. Al madridismo le gusta la opción del gallego en el once titular junto a una pareja a la que, al contrario que a nosotros, la convocatoria internacional no les ha dejado con las ganas. Al Atlético, el Manzanares le seguirá devolviendo un reflejo con cara de Tuco: “El mundo se divide en dos categorías, Tuco, los que tienen el revólver cargado y los que cavan. Tú cavas”. Griezmann bailará con la más fea, Gabi rendirá homenaje a su dorsal con el enfrentamiento número 14 en su carrera frente al Real Madrid, y Oblak tratará de olvidar el escondite inglés al que jugó en la final de Milán para amargarle a Cristiano las mejores semanas de su vida. En esas estamos, a la espera de la épica, el mosaico pertinente y los clarines y timbales de un estadio clamando venganza con el arco entre los dientes para recibir al líder de la Liga. Y es que ya se sabe, que, aunque el Madrid gane, siempre pierde.

Los extraños cambios de dirección de la suerte

Diosa Fortuna, peligrosa pelirroja.

Diosa Fortuna, peligrosa pelirroja.

 

Por Chobo Álvarez

Se levantó hundido entre las sábanas del hotel, motivado por lo que le venía. Era su primera vez en la ciudad de Granada, para defender a su país en una competencia que siempre les ha sido esquiva. Su día comenzó bien, mejor de lo esperado, con pequeños detalles que lo guiaban a pensar en lo mejor. Pudo conciliar sus problemas de insomnio, se llevó el último vaso de jugo de naranja del desayuno y el DT le informó que iba de titular. Suerte o no, Darko Velkovski sentía que el día le sonreía.

A sus 21 años la ilusión de vestir la camiseta de Macedonia era una realidad. Estaba listo para su cuarto partido, el primero oficial y frente a un rival que contribuía con la ilusión de un gran día. La idea de sorprender a una selección campeona del mundo no le parecía tan descabellada con el paso de los minutos. Al fin y al cabo, para él la suerte estaba de su lado.

Ni siquiera la lesión de Alekovski, el portero titular, lo desanimó. “Puede ser una señal positiva”, pensó mientras se amarró el botín derecho. Escuchó a su técnico las últimas indicaciones de la ordenada estrategia que pretendían aplicar, repasó los últimos detalles para combatir la presión española y se convenció de sus oportunidades. El comienzo del partido incluso lo ilusionó más, con dos ocasiones claras para su humilde equipo.

Velkoski, entre abatido y desolado a pesar del buen cabezazo.

Velkoski, entre abatido y desolado a pesar del buen cabezazo.

Poco sabía Velkoski que su percepción estaba por cambiar en doce minutos. Desconcertado miró a sus compañeros en busca de una explicación. Un extraño giro en su cabeza terminó de vencer su propia puerta. Su primer gol en la selección y en contra. Un punto de inflexión para su día y el juego.

Tuvo que aguantar varias arremetidas rojas y tratar de mantener su estratégico trabajo. Sintió como la presión del rival los hacia tambalear con el pasar de los minutos. Observó a Vitolo marcar un gol que sepultó sus oportunidades. Le tocó tragarse la desilusión al ver como De Gea le negaba el gol a su selección. Incluso recibió un pelotazo en el estomago. ¿Qué más podía salir mal?

Capaz que su rival empiece a soltarse en los últimos minutos. Posiblemente observar una ráfaga de toques precisos que termine en el tercer gol español. O que inmediatamente luego, el veterano Aduriz le dé una cachetada para complicar la digestión de la goleada. Desorbitado, para él desde ese autogol, la fortuna dejó de estar de su lado.

Los líos de Leo

Graffiti de Messi junto a su sombra.

Graffiti de Messi junto a su sombra. El niño es humano.

Por Catalina Lombana

De seguro aquella vez que Messi aclaró, para el mundo entero, que su nombre abreviado se decía ‘Leo’ y no ‘Lío’, por su cabeza no pasaba la posibilidad de retirarse del fútbol siendo el más grande de la historia y sin un solo título con su Selección. ‘Lío’ suena a problema, y ¿quién quiere ser llamado problema? Pero él sí que los ha tenido vestido de rayas albiazules.

La historia aún no ha terminado de escribirse, pero a Messi se le agotan las páginas y en el fútbol no hay refill de diarios. Escribes uno, y ya está. Como un buen lector, el pueblo gaucho aún sigue comprando ese libro. Algunos más escépticos que otros, pero todos, sin falta, con el fervor deseo de que ojalá para la pulga, en el suyo quede bien grabada, con negrillas y en mayúscula, la diferencia entre ‘Lío’ y ‘Leo’.

El secreto

Edward Hopper.

Edward Hopper y sus pinturas inquietantes.

 

Para Álvaro, Leire & el pequeño Ignacio,

 con aprecio.

 

 “No confíes tu secreto ni al más íntimo amigo;

no podrías pedirle discreción si tú mismo no la has tenido”.

Ludwig van Beethoven.

 

Por Diego Alonso

Apenas había dormido bien desde la mañana en que se lo habían comunicado, como mes y medio o dos meses atrás. Cada noche, a la hora de acostarse, cuando sentía el jadeo entrecortado de ella crujiendo bajo las sábanas, se sumía en una vigilia de ojos abiertos y boca reseca que lo mantenía sobre el edredón sin conciliar el sueño, como un sonámbulo, hasta las primeras luces del amanecer. El corazón le golpeaba con fuerza y de las sienes le brotaban pequeñas gotas de sudor. Los tres dedos de whisky nunca resultaban suficientes. Y no podía echar mano de los tranquilizantes, pues, cada vez que la idea se le pasaba por la cabeza, una trémula voz interior, pequeña y débil como el timbre de una campanilla, le susurraba al oído que aquello era demasiado peligroso.

Se preguntó si albergaba alguna sospecha. No lo parecía, desde luego, pues seguía comportándose igual que siempre. El mismo tono de voz, la misma mirada cariñosa, las mismas caricias.  Sin embargo, él sí se notaba a sí mismo diferente, cambiado. Ahora se precipitaba mucho al tomar las decisiones, se irritaba con frecuencia, perdía el control de los nervios. Ella permanecía inalterable, monolítica, impasible. ¿Intuiría algo?

El Brexit, desde Inglaterra

El Brexit, según The Guardian.

El Brexit, según The Guardian.

Por Diego UK

Todo empezó a tomar forma en la madrugada, parecía claro a las 4 de la mañana y termino por explotar definitivamente entre las 5 y las 6…

 

Los Europeos

Mi día empezó a las 5. Había dormido mal y durante la noche había comprobado que el resultado del referéndum se ponía feo. No solo en lo personal; creo firmemente que para el Reino Unido es mejor permanecer en la Unión Europea.

Por mi cabeza pasaban todo tipo de reacciones y sensaciones a tal velocidad que no me daba tiempo a procesarlas en sentimientos de miedo, determinación, irritabilidad o furia. Sin embargo la sensación más poderosa si se hizo un hueco, y esa era la duda: ¿Y ahora, que? El 67% de mi localidad votó por dejar la UE, lo cual traduje inmediatamente en rechazo hacia mí y el resto de ciudadanos europeos. Fueron mis perros quienes notaron mi preocupación y los que se sentaron conmigo a esas tempranas horas como diciendo a su manera: “No te preocupes, para nosotros nada cambia”.

En el trabajo comenté la situación con algunos compañeros, tanto ingleses como europeos.  Si bien los ingleses con los que hablaba no habían apoyado la salida de la UE tampoco entendían lo que nosotros sentíamos en esos momentos: rechazo, sobre todo, y en algunos casos miedo ante actos de violencia física que ya habían ocurrido con anterioridad, pero ahora parecían casi legales.

Primavera, casi verano

Primavera, propiedad registrada de Botticelli.

Primavera, propiedad registrada de Botticelli.

 

 

Por Anchorage

 

Asperjando los caminos antes de ellos llena todo de colores y olores excelentes.

                                                                                                     Lucrecio

 

1.

Una mágica mujer capricorniana tira de mí. Me agarra del brazo y me arrastra como a un pedazo de su propiedad que, a pesar de haber sufrido algunos daños, todavía conserva cierto valor sentimental. Cuando ella cruza, yo me paro y espero desesperado a que el semáforo cambie de color. Ella sonríe. 

Me gusta La Negra porque no sé cuándo dice la verdad y cuándo miente, y me gusta mucho cuando miente. La cara de alucinado que se me pone, como venido de un planeta remoto de crédulos, no acostumbra a reflejar ese entusiasmo. La sigo sin condiciones, sin pretextos, cada vez que me niega yo la creo, demasiadas veces desde la transparente frontera que separa devoción y fanatismo. Ya te rezaba, Negrita, antes de conocerte, ya te deseaba y te buscaba dentro de los ojos de cada mujer que consideraba hermosa.

La Negra ahora aletea calle arriba, congelando mis latidos, escapándose un metro más de mí con cada paso militar que sus patitas de gallina caribeña alcanzan a dar. Yo todavía espero, como un bólido en la línea de salida, escuchando las pálidas excusas que balbucean los demás peatones estáticos y cobardes que tampoco se han atrevido a cruzar, incapaces de pisar el mismo suelo volcánico en el mismo momento que ella lo pisa; sospechosos de contarte una vida entera en un paso de cebra. 

Llorar de alegría (precrónica con los dedos cruzados)

Madrid-Milán, en la calle.

Madrid pasa el sábado por esta calle. No se apelotonen.

Por Dani Cerdeña (@DaniCerdena), alumno del Master CID de la Universidad de Salamanca)

Jan. Juanfran. Diego. Jose María. Stefan. Filipe. Saúl. Tiago. Koke. Gabi. Yannick. Antoine. Ángel. Fernando. Y el cholismo. Quince nombres propios dirigidos por su director de orquesta desde un prisma analítico. En cada entrenamiento. En cada comida de grupo. En cada charla en vestuarios. En cada encuentro amistoso u oficial. Cinco años después, el partido a partido cobra su máxima expresión con Milán como testigo. San Siro, templo histórico del milanismo, ha servido como invitado de lujo de un nuevo campeón de la orejona: el Atleti.

Del pupas al campeonísimo de Europa. Del fracaso al éxito. El mejor colectivo futbolístico dibujó su final soñada ante su eterno rival. Un Real Madrid que fue vengado por los colchoneros de la manera más retorcida posible: Saúl Ñiguez, un diamante de la casa, se disfrazaba de Sergio Ramos para elevarse como un gigante a la salida de un córner y rubricar una final soñada. Y en el descuento. Hoy llora el Manzanares. Y el Calderón. Y los colchoneros de todo el mundo. Pero de alegría. Los Reina, Melo, Capón, Abelardo, Heredia, Eusebio, Ufarte, Aragonés, Gárate, Irureta, Salcedo, Courtois, Miranda, Raúl García, Diego Costa, Villa, Adrián, Sosa y Alderweild dan las gracias. No fue a la primera, ni a la segunda, ni tampoco a la tercera. Pero sí a la cuarta. Hoy, 28 de mayo de 2016, decimos con orgullo: “Sí, papá. Somos del Atleti”.

Un ¿tributo? a Kobe Bryant

Kobe Bryant, número registrado.

Kobe, la marca del zorro. O de la mamba.

 

Por Carlos López Vivas

Con los ídolos ocurre algo extraño: los que tenías a los diez años son los que te marcan. Luego por tu vida pasan grandes jugadores –o músicos, artistas o escritores– pero ya no es lo mismo…

Con doce años quedarse a ver “Cerca de las Estrellas” era jugar a ser mayor. Lo mismo que luego a los catorce levantarse para ver el porno codificado del Plus. De esa forma descubrimos todos la NBA a finales de los ochenta. Y las vaginas sin vello púbico a principios de los noventa, intuidas entre rayas en blanco y negro. Sí, sin vello púbico, para desgracia de Esteso, no como las del Interviú que ya le hojeabas –con y sin “h”– a tu padre, que él compraba sólo por los artículos de opinión.

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