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#LaDiferenciaPelayo: España, en la riqueza y en la pobreza

El caos universal se ordena levemente: España está más cerca de ser cabeza de serie en el Mundial de Rusia. No debía ser de otra manera, y creo que esto lo pensamos todos, ustedes y mi plural mayestático. Aunque dependamos de otros, la Selección merece un bombo de primer nivel que honre su trayectoria y que nos allane (toquemos madera) el camino. Sin embargo, esta proyección, aunque elemental, no resulta tan sencilla para futbolistas que están acostumbrados a imaginar el futuro en plazos de tres días. Por esa razón nos llevó 75 minutos marcar un gol y por el mismo motivo nos manejamos con interés, pero sin excesiva pasión. Para completar la primera aproximación al partido se hace necesario que rindamos honores al portero de Israel, Ariel Harush, que jugó en la posición teórica de murallas de Jerusalén y sólo fue superado por un misil tierra-escuadra.

#LaDiferenciaPelayo: Isco y cierra España (con perdón)

España es un país lleno de coincidencias, aunque se empeñe en negárselas. Una de sus características definitorias es el permanente deseo de llevar la contraria, inclinación que explica bastante de cuanto nos ocurre. Pondré un ejemplo que son varios. Mucho de lo que dice Piqué es por el placer de llevar la contraria y quienes se lo censuran lo hacen por el mismo motivo. Ese era el origen de los pitos contra el futbolista hasta que pitar se convirtió en tendencia y alguien decidió aplaudir para llevar la contraria. Pensarán ustedes que estoy simplificando un conflicto de gran complejidad, pero en realidad no estoy haciendo otra cosa que llevar la contraria, acto de máxima fidelidad a mi nación de naciones.

#LaDiferenciaPelayo: Garbeo de España por Liechtenstein

Simpáticos limeños.

No se puede tener hambre —ni miedo, ni grandes inquietudes— si vives en el paraíso. Y la frase cobra todavía más sentido si vives en un paraíso fiscal. Decimos que los ciudadanos de Liechtenstein juegan mal al fútbol, pero lo cierto es que carecen de motivos para jugar bien. Para triunfar en el fútbol es necesario tener hambre en alguna de sus diversas modalidades: hambre de fama, de gloria o hambre de hambre. En esos casos, el fútbol sirve como rescate o como evasión. Un liechensteiniano (limeño, desde ahora) no necesita ser rescatado, entre otras razones, porque vive de las evasiones ajenas. Si usted o yo dispusiéramos de una renta per cápita de 147.000 dólares nos importaría menos el fútbol. Este el problema de la juventud limeña: que no tiene ninguno. Y sin problemas no hay quien dé patadas a un balón o se atreva a cabecear un Mikasa. No hay rebeldía posible en un país con 83 policías que probablemente te conocen por el nombre de pila.

#LaDiferenciaPelayo: Ha vuelto la primavera


Cuando las cosas encajan se escucha el clic. No hablo de los muebles de Ikea, como podrán comprender. Aunque también. Si el encaje es múltiple los clics suenan como la Primavera de Vivaldi. Y el mundo, lugar adusto por lo general, sonríe. Nos sucedió con la Selección del tiqui-taca y el encantamiento se prolongó durante dos Eurocopas y un Mundial, un inmenso espacio de tiempo para lo que acostumbra la felicidad, que apenas dura un verano. Al echarse el telón, la lógica más elemental indicaba que debíamos preparamos para una larga época de oscuridad. La letanía fue replicada a coro: no volveremos a disfrutar de una generación igual. Pasarán muchos años antes de que se repita algo así y quizá no se repita nunca. No habrá otro Xavi. Ni otro Iniesta…

#LaDiferenciaPelayo: La cicatriz es bella, debe serlo

La gran Irene Paredes, de lo mejor de la Euro. Foto: SeFutbol.

Caer eliminado en los penaltis es un tipo de muerte gloriosa, especialmente cuando no hay nada que reprocharse. Perdimos como pudimos haber ganado. Prosigue el aprendizaje y la cicatriz servirá en otro momento como señal indicadora. Los colmillos se tuercen así y si algo necesitamos son ojos inyectados en sangre, afrentas que vengar. Tenemos un grupo de buenas futbolistas que ahora deben aprender a ser malvadas.

#LaDiferenciaPelayo: La Selección pierde, pero gana


Hay dos maneras de clasificarse para unos cuartos de final: con solvencia y con angustia. Ninguna asegura el pase a semifinales y esa es la buena noticia. España perdió contra Escocia, pero cumple con el objetivo primordial: estará en los cruces. Además, y como el fútbol es retorcido tirando a sádico, se enfrentará al mejor adversario posible, Austria. Será Inglaterra quien se mida a Francia. El domingo nadie recordará cómo llegamos hasta aquí. Lo que sigue es por si alguien quiere hacer memoria.

#LaDiferenciaPelayo: España cede ante Inglaterra y aprende una lección

Inglaterra tuvo una presentación imponente: gol al minuto y otro más anulado (injustamente) a los cinco. Sus jugadoras habían saltado al campo con capa y botas altas. Su presión nos ahogaba y su defensa daba la impresión de estar alicatada hasta el techo. En esas condiciones, sólo quedaba tocar madera y firmar el empate. Por fortuna, exploramos otra vía: mover el balón. Inglaterra no resultaba tan peligrosa cuando corría detrás de la pelota. Fue Luis Aragonés quien dijo que la Selección debía decidir si quería ser toro o torero, y el equipo femenino también lo tiene claro. Su éxito pasa por el capote, por burlar la fortaleza física de sus rivales.

#LaDiferenciaPelayo: España debuta sin despeinarse

Hay algo que trasciende al juego e incluso a los resultados de un equipo de fútbol. Es el aspecto. Las sensaciones que transmite. La seguridad. Y también, por qué no decirlo, la elegancia. Cómo te cae el uniforme puede ser un indicativo de cómo te sienta el torneo, de si se ajusta a tu talla.

Lo obvio es señalar que la selección española de fútbol ganó a Portugal sin el menor sobresalto y no se puede pedir más para el partido inaugural de un gran campeonato. Sin embargo, lo que más llama la atención del equipo es el modo de manejarse, la facilidad para encontrar soluciones, la ausencia de crispación. El estilo de la Selección no es sólo futbolístico, ni siquiera filosófico. Es físico. Alexia, Losada o Hermoso, por no citar la alineación entera, comparten unas características (presencia, agilidad, clase) que nos convierten en un grupo homogéneo, enriquecido con la explosividad y el nervio de Amanda Sampedro. El campeonato nos colocará donde corresponda, pero España se mueve con aire de candidata y la cuestión es de máxima relevancia, pues en todo romance debemos empezar por enamorar al espejo.

#LaDiferenciaPelayo: Fue bonito mientras duró

Mala noche, mal final. Foto: UEFA.

Hay algo peor que llegar al final sin fuerzas: llegar sin suerte. Ahora, con la mínima perspectiva de los cinco minutos transcurridos, estoy por asegurar que jugamos el partido decisivo sin una pizca de fortuna en los depósitos. La habíamos agotado toda por el camino. España había alcanzado el último round con un imponente despliegue de pegada y joyería, pero también con un considerable viento a favor; hagan memoria y comprobarán que cada gol de Saúl corrigió un mal rumbo. Hoy, sin embargo, no se movió una hoja. Lo hubiéramos necesitado para igualar el marcador y prolongar el sueño. Una brisa, un soplido, el aire que corrige la dirección de los balones que se marchan fuera.

#LaDiferenciaPelayo: la mejor España se mete en la final


Es absurdo buscar en el espacio exterior. Los extraterrestres son los zurdos. El fútbol es un detector infalible. Cuando hay una pelota de por medio (quizá lo entiendan como una estimulación planetaria), el zurdo nos descubre su peculiaridad marciana. Generalmente hablamos de cualidades relacionadas con la técnica más depurada. Lo extraordinario entre lo extraordinario es el zurdo que acompaña sus poderes alienígenas con las prosaicas virtudes de los diestros. A saber: despliegue, organización y sacrificio. Con esas tres características a Saúl no le haría ni falta ser zurdo. Pero además lo es. Los selenitas de última generación vienen con todos los extras.

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