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#LaDiferenciaPelayo: la otra España también juega


Ustedes o yo jugamos por el simple placer de hacerlo (al fútbol o al mus), pero para un futbolista profesional los partidos sin valor clasificatorio provocan el mismo desconcierto que beber cerveza sin alcohol un viernes por la noche. Uno intenta convencerse de que es igual, pero es distinto. Ni la diversión ni el sabor de los boquerones en vinagre deberían depender de una mínima graduación alcohólica, pero dependen.

#LaDiferenciaPelayo: España baila y se mete en semifinales

Saúl, un adulto entre niños. Foto: UEFA

 

Mientras ustedes bailan, yo me acodaré en la barra negando con la cabeza y murmurando. No es lo mismo jugar que hacer jugadas. España hace jugadas espléndidas, y bastantes acaban en goles no menos magníficos, pero no tiene control sobre el juego. No lo tuvo contra Macedonia, pese de la goleada, y la historia se repitió frente a Portugal, a pesar del triunfo. Vistos los resultados (ya estamos en semifinales), no me atrevo a señalarlo como un problema, aunque podría llegar a serlo. Sin posesión, y con una defensa por cuajar, el equipo se expone demasiado, pregunten a Kepa.

#LaDiferenciaPelayo: Marco Asensio saluda al mundo


Marco Asensio. Lo escribo disfrutando del tacto de las teclas, como se pelan las gambas de Huelva o como se retiran los envoltorios que esconden tesoros, y no me adentraré en otras comparaciones porque este es un relato Sub-21. Marco Asensio. No hacían falta dotes adivinatorias para señalarlo como una de las estrellas del campeonato. En sus últimas intervenciones con el Real Madrid, las que van del gol al Bayern al final de la temporada, había generado un asombro sin disidencias. No eran los goles, sino el modo de conducir el balón, ese aire que comparten los superdotados y que es muy diferente del huracán que envuelve a los jugadores en racha.

#LaDiferenciaPelayo: España se ganó las vacaciones


La duda es si tendrían ganas. Si no jugarían con chanclas. Piensen en su último día de trabajo antes de irse de vacaciones. Recuerden en qué piensan. En hacer la maleta. En el apartamento que espera. En la paella con vistas al mar. Donde dije paella pongan langosta y donde escribí apartamento imaginen un hotel con playa privada y embarcadero propio. Pero es lo mismo. Deseos de esfumarse. De cambiar de entorno. Tiempo para descubrir que sólo hay un placer comparable a irse: volver.

#LaDiferenciaPelayo: Mandó España y ganó Brasil


A este tren nos subiremos todos. Hablo del fútbol femenino, como pueden suponer, y no lo digo para criticar a los que todavía no miran, o lo hacen de reojo, yo mismo era uno de ellos: demasiado ocupado como para prestar atención al rumor que venía de la otra orilla. Ahora estoy convencido del cambio de tendencia, aunque todavía cuelgue de mi cuello el cartel de advenedizo. Es obvio que nuestra evolución como sociedad nos conduce hacia un fútbol sin género, el problema es saber cuánto tardaremos en completar el trayecto. No será mucho, según creo. El fútbol femenino español ya ha comenzado a tirar de nosotros y el empujón será considerable en el próximo Campeonato de Europa. Apuesto a que entonces las cadenas de televisión no se atreverán a despedir la conexión antes de que se complete el tiempo añadido, tal y como ha sucedido en el España-Brasil, resumen, desde este punto de vista, de todo lo conseguido (transmisión en directo) y todo lo que queda por conseguir (alargar el respeto hasta el descuento).

#LaDiferenciaPelayo: España tropieza con lo amistoso


Habría que buscar otro nombre para los partidos amistosos, porque creo que la denominación nos confunde. Amistoso no significa hacer amigos, ni hacer proclamas en favor de la fraternidad. Lo cierto es que el término “amistoso” es un contrasentido en el modo en que los españoles entendemos el fútbol, y por extensión el juego y la vida. A nadie se le ocurriría calificar como “amistoso” un partido entre solteros y casados, o una pachanga dominguera. En cada uno de esos combates, en apariencia irrelevantes, se dirime el orgullo de la especie, y así lo aceptamos cuando ponemos en riesgo nuestros ligamentos.

#LaDiferenciaPelayo: Dos listas y dos Españas

Lo pienso sin decirlo muy alto, pero lo pienso: la lista de la Sub-21 resulta más atractiva que la convocatoria de la Absoluta. Leo a quien asegura que hay más talento entre los jóvenes que en la Selección A. Yo no llego a tanto. A mi modo de ver, la cuestión no tiene relación con el talento, sino con la ilusión. Los chicos no están gastados, lo que significa que no arrastran decepciones, tampoco títulos, es cierto, pero ni una sola decepción. Y además, o partir de ahí, componen un grupo con encanto que tiene futuro y presente.

Si te gusta jugar, la pregunta es inevitable: ¿tendría opciones la Sub-21 en el Mundial del próximo año? O haciendo más corta la proyección: ¿podría clasificarnos para ese campeonato como primera de grupo? Yo creo que sí, y lo digo con toda la certeza que nos permite lo indemostrable. Pero la idea no es excluyente. Con lo que estoy fantaseando es con un equipo Sub-21 salpimentado con veteranos irrenunciables. No al revés. Pongo por caso: De Gea; Carvajal (Odriozola), Ramos (Yeray), Piqué (Meré), Gayá (Alba); Busquets (Soler), Marcos Llorente (Saúl); Williams (Silva), Isco (Iniesta), Asensio (Vitolo); Morata (Aspas). Escribo a vuela pluma y podríamos discutir sobre las titularidades y las alternativas, pero sospecho que no discutiríamos sobre mucho más.

#LaDiferenciaPelayo Plan B: del Real Madrid a la Selección

Marco Asensio. El jugador que hace girar los focos para que le miren a él.

Marco Asensio. El jugador que hace girar los focos para que le miren a él. Foto: SeFutbol.

 

Ya lo ven. En lugar de tener la cabeza centrada en lo que viene, me ha dado por trasladar el debate madridista, BBC o Plan B, a la Selección española. Habrá quien se vea en la obligación de recordarme que el Mundial es el próximo año y que no es momento para entretenerse en estas cuestiones. Sin embargo, según se cumplen años, uno adquiere hábitos peculiares, como observar por encima de la melé, comer brécol o enamorarse (también) de Meryl Streep.

No es año de Mundial, ciertamente, pero lo que nos ocurra en el verano ruso de 2018 dependerá en gran medida de cómo evolucione el brote revolucionario que el pasado miércoles se declaró en Riazor. Aquel fogonazo que todavía nos deslumbra reunió a Isco, Asensio, Lucas, Kovacic y James, en lo que fue un estallido de fútbol dinámico, una versión eléctrica del tiqui-taca acústico.

#LaDiferenciaPelayo: ¡Que viva la tecnología!

 

Qué sensación. Nos tienen miedo. No ha hecho más que empezar y ellos se repliegan y esperan. Corren detrás del balón que tenemos nosotros. Corren rápido, también es cierto. Pero es que si fueran lentos serían Luxemburgo, dicho con todo el afecto. Seguimos tocando. Bajitos crecidos. Atentos al espacio que se abre en una banda cada vez que la defensa francesa se concentra en la opuesta. Koke se encarga de los envíos. Koke, de blanco, con perdón. Pedro anda entusiasmado, eso se ve pronto; cada uno pide disculpas a su manera. Carvajal explora por la derecha, pero en cuanto se despista le exploran a él. Ese Kurzawa es un galgo, uno más en el canódromo.

Qué sensación. París siente complejo o todavía le asusta el Barça. París, amigos, la ciudad con borlas en los tejados. París no es la capital de Francia, es la alcoba de Europa. Bien, pues esa ciudad asume su inferioridad. Seguimos tocando. A Iniesta le divierte el tráfico. También a Isco. Llegan, miran, vuelven, van. En cada giro, gira Francia. Nos ha venido bien que nos rajaran la espalda un par de veces. Así sucedió al inicio. Mbappé se presentó como un velocista de primer nivel (100, 200 y 110 vallas) y Koscielny como rematador de cabeza dura. Nos vino bien porque no nos volvimos a fiar. Hasta el descanso.

#LaDiferenciaPelayo: ¡Que llegue pronto el futuro!

 

Sirve para el fútbol, el baloncesto y para las discotecas del Levante. Nunca sabrás si estás preparado hasta que no juegues contra un italiano. El fútbol de un equipo se puede medir de muchas maneras, pero no hay otro modo de examinar el carácter. Decía Luis Aragonés que eran una raza superior y Josep Pla observó en sus viajes por la bota que no había un nativo con cara de tonto. También lo hemos comprobado con un balón de por medio. Cuando conseguimos ganar a Italia en los cuartos de la Euro 2008 nos dimos cuenta de que lo podíamos ganar todo. Cuando perdimos en la pasada Eurocopa pensamos que ya no volveríamos a ganar nada.

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