A este tren nos subiremos todos. Hablo del fútbol femenino, como pueden suponer, y no lo digo para criticar a los que todavía no miran, o lo hacen de reojo, yo mismo era uno de ellos: demasiado ocupado como para prestar atención al rumor que venía de la otra orilla. Ahora estoy convencido del cambio de tendencia, aunque todavía cuelgue de mi cuello el cartel de advenedizo. Es obvio que nuestra evolución como sociedad nos conduce hacia un fútbol sin género, el problema es saber cuánto tardaremos en completar el trayecto. No será mucho, según creo. El fútbol femenino español ya ha comenzado a tirar de nosotros y el empujón será considerable en el próximo Campeonato de Europa. Apuesto a que entonces las cadenas de televisión no se atreverán a despedir la conexión antes de que se complete el tiempo añadido, tal y como ha sucedido en el España-Brasil, resumen, desde este punto de vista, de todo lo conseguido (transmisión en directo) y todo lo que queda por conseguir (alargar el respeto hasta el descuento).
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