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#LaDiferenciaPelayo: Garbeo de España por Liechtenstein

Simpáticos limeños.

No se puede tener hambre —ni miedo, ni grandes inquietudes— si vives en el paraíso. Y la frase cobra todavía más sentido si vives en un paraíso fiscal. Decimos que los ciudadanos de Liechtenstein juegan mal al fútbol, pero lo cierto es que carecen de motivos para jugar bien. Para triunfar en el fútbol es necesario tener hambre en alguna de sus diversas modalidades: hambre de fama, de gloria o hambre de hambre. En esos casos, el fútbol sirve como rescate o como evasión. Un liechensteiniano (limeño, desde ahora) no necesita ser rescatado, entre otras razones, porque vive de las evasiones ajenas. Si usted o yo dispusiéramos de una renta per cápita de 147.000 dólares nos importaría menos el fútbol. Este el problema de la juventud limeña: que no tiene ninguno. Y sin problemas no hay quien dé patadas a un balón o se atreva a cabecear un Mikasa. No hay rebeldía posible en un país con 83 policías que probablemente te conocen por el nombre de pila.

#LaDiferenciaPelayo: España tropieza con lo amistoso


Habría que buscar otro nombre para los partidos amistosos, porque creo que la denominación nos confunde. Amistoso no significa hacer amigos, ni hacer proclamas en favor de la fraternidad. Lo cierto es que el término “amistoso” es un contrasentido en el modo en que los españoles entendemos el fútbol, y por extensión el juego y la vida. A nadie se le ocurriría calificar como “amistoso” un partido entre solteros y casados, o una pachanga dominguera. En cada uno de esos combates, en apariencia irrelevantes, se dirime el orgullo de la especie, y así lo aceptamos cuando ponemos en riesgo nuestros ligamentos.

Granada, tierra soñada

Aquí vive Tony Adams y es raro que quiera marcharse.

Aquí vive Tony Adams y es raro que quiera marcharse.

El retraso en la crónica tiene explicación para quien lo haya notado y a quien le pasó inadvertido puede saltar al siguiente párrafo o al de más allá. Si la tradición ha sufrido una ligera alteración horaria es por un doble motivo: considero un buen ejercicio saltarse las obligaciones autoimpuestas (al menos una vez año) y ayer se celebró el 50 cumpleaños de Nacho Fajardo, primo totémico y defensa central paradigmático (libre, pivote, lateral y domador de Mikasas en campo de tierra), con lo que en ningún caso hubo traición al fútbol sino profundo homenaje al balompié.

Isco merece más

Los niños al poder.

Los niños al poder.

 

Isco no defiende, Isco conduce en exceso, Isco no es regular. Los detractores de Isco, a los que ahora se les podrá observar silbando por el paseo marítimo, no tienen mal gusto. Lo que les falta es paciencia. Consideran que Isco no merece el margen de distracción que se permiten otras estrellas del equipo. Y aunque los críticos esgrimen argumentos futbolísticos, en el fondo subyace un menosprecio al jugador español, al que se le buscan con más ahínco los defectos. Que si chupa, que si es lento, que si tal. El último y más irritante son las ambiciones económicas: no tenga usted duda de que Isco querrá mejorar su contrato en la próxima renovación y no se imagina cuánto pide. ¡Intolerable! Tengo entendido que Casillas tenía el mismo vicio…

Morata, los goles y la confianza (o su ausencia)

La confianza, potenciado del talento.

La confianza, potenciador del talento.

 

Hay quien piensa que a Morata no le alcanza. La calidad, se entiende. Lo que yo creo es que no le alcanzan los minutos. Y no lo afirmo por su doblete en Leganés, en campo que algunos considerarán propicio. Lo digo por su rendimiento general en el campeonato de Liga, ocho goles en 888 minutos, uno menos que Benzema en 1.475 y uno más de los que ha conseguido Bale en 1.305. La estadística debería ser un argumento de peso, aunque sólo fuera para abrir el debate, pero es un asunto menor para quienes sostienen que el chico no tiene categoría para ser titular, demasiado desmadejado, demasiado blando, demasiado de la casa.

Mañana de emociones: de la lista de Lopetegui al sorteo de la Champions

Lopetegui, en plena reinvención.

Lopetegui, en plena reinvención.

 

La comparecencia de Julen Lopetegui estaba prevista a las 11:30 y comenzó con razonable puntualidad, tampoco hay que excederse, no era esta la lista de Alemania. La conciencia general es que había treinta minutos para entregarse a la Selección hasta que el mediodía diera paso al sorteo de la Champions. De modo que, sin más preámbulos, si acaso el carraspeo habitual, el seleccionador nombró a los 25 futbolistas que forman parte de su cuarta convocatoria, la que servirá para enfrentarse a Israel (viernes 24) y Francia (martes 28), un encuentro clasificatorio y un amistoso de primer nivel. Las novedades más significativas son Illarramendi, Pedro y Deulofeu. La ausencia más morbosa (léase nostálgica) sigue siendo la de Casillas, aunque también fueron comentadas las bajas de Cesc, Lucas Vázquez, Sergi Roberto y los centrocampistas de la Unión Deportiva Las Palmas Roque Mesa y Jonathan Viera.

Nada por allí, todo por acá

No se asusten, es la Liga. Y Tamariz, naturalmente.

No se asusten, es la Liga. Y Tamariz, naturalmente.

 

Ya no hay crisis. Tamariz lo anunciaría con un tatachán, pero aquí seremos más sobrios (es domingo). El Madrid es líder con cuatro puntos de ventaja que serán siete si gana al Valencia en partido aplazado (22-F). Cualquiera de los semifinalistas de Copa cambiaría su posición por dominar la Liga y todavía invitaría a cenar. Hasta la Real Sociedad, revelación del campeonato, aceptaría lecciones sobre cómo ganar los partidos que maneja el contrario.

Galgos o podencos

Bale, poco antes de controlar el pase de Isco en el primer gol.

Bale, poco antes de controlar el pase de Isco en el primer gol.

 

Si tienes galgos, haz que corran. Parece obvio, pero no debe serlo tanto. El Real Madrid empleó 37 minutos en entender que la defensa del Leganés, muy adelantada, se descosía con desmarques en velocidad. Digo el Real Madrid, pero debería ser más concreto y apuntar a sus delanteros y, probablemente, a su entrenador. La aportación de Cristiano, Morata y Bale fue inútil mientras intercambiaron sus posiciones en línea horizontal. A sus vigilantes les importaba poco que quien empezó por la izquierda se moviera luego por la derecha o por el centro. Nada grave mientras los atacantes aguardaran el balón al pie y se dejaran planchar el dorsal.

Así nos pasamos más de media hora, que puede ser mucho tiempo cuando no ocurre absolutamente nada. El Leganés no perdía ni la figura ni olvidaba la presión. El Madrid se ahogaba en esa ausencia de espacio y, a falta de gol, el público se consolaba con el sol, que sacaba pecho después de tres días de lluvia.

Los niños del Real Madrid se divierten a costa de la Cultural

Kroos y Morata, en un momento del partido de ayer.

Kroos y Morata, en un momento del partido de ayer.

 

La aclaración sobra, pero la haremos igualmente: de lo que sucedió en León no se pueden extraer conclusiones relevantes, ni para el Real Madrid ni para la Cultural Leonesa. A la enorme diferencia de recursos se sumó, en los primeros minutos, una suerte muy desigual. Van a tener razón quienes sospechan que la buena fortuna es una rubia platino a la que le gustan los millonarios. Lo pudieron comprobar los aficionados leoneses: gol en propia puerta a los seis minutos y lesión del capitán local muy poco después. Añadan la ansiedad consiguiente y la falta de acierto. Sólo faltó un rayo sobre el portero de la Cultural. A cambio le cayeron siete goles.

Constatados los atenuantes, la exhibición atacante del Real Madrid no deber ser pasada por alto. No asistimos a una anodina sucesión de goles, sino a un juego excepcional por lo dinámico de los movimientos. Hacer coincidir sobre el campo a futbolistas como Isco, James o Asensio, de posiciones intercambiables, provoca lo que podríamos denominar un efecto enjambre, similar en cierto sentido al que generaba la proliferación de bajitos jugones en la Selección del tiqui-taca.

El encanto de la juventud

Juventud, divino tesoro.

Morata, el último grito.

El Real Madrid debería celebrar antes que el juego, incluso que las victorias, el ambiente de felicidad que rodea al equipo. Por lo que se ve, no es necesario fichar a una superestrella cada verano. La pacífica sensatez de Zidane también genera ilusión. Su apuesta por los jóvenes conecta con la grada y sirve para purificar el aire, para limpiarlo de divinidad. La entusiasta reacción de los aficionados no es nueva. Es curioso cómo prevalecen los valores que algunos se empeñan en negar. Siempre existió debilidad por los chavales, mejor si son canteranos y preferiblemente si se trata de españoles, pero sin excluir a los que, como Casemiro, representaban las divisas del club, el coraje y la humildad.

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