¡¡FINAL, FINAL, FINAL!! Los goles de Rodrigo, @isco_alarcon
y @Thiago6 nos dan los 3 puntos
🇪🇸-🇦🇱 | 3-0 | #VamosEspaña 💪🏻🇪🇸 pic.twitter.com/CkHi5tdCxm— Selección Española (@SeFutbol) October 6, 2017
España es un país lleno de coincidencias, aunque se empeñe en negárselas. Una de sus características definitorias es el permanente deseo de llevar la contraria, inclinación que explica bastante de cuanto nos ocurre. Pondré un ejemplo que son varios. Mucho de lo que dice Piqué es por el placer de llevar la contraria y quienes se lo censuran lo hacen por el mismo motivo. Ese era el origen de los pitos contra el futbolista hasta que pitar se convirtió en tendencia y alguien decidió aplaudir para llevar la contraria. Pensarán ustedes que estoy simplificando un conflicto de gran complejidad, pero en realidad no estoy haciendo otra cosa que llevar la contraria, acto de máxima fidelidad a mi nación de naciones.
Alicante asistió de manera natural a ese cambio mayoritario de parecer. Piqué, que fue abucheado prácticamente en cada acción, incluso en las de mérito, salió del campo con una ovación general cuando Lopetegui decidió sustituirlo. Es más. Con Piqué en el banquillo, una parte de la grada, la más vanguardista, comenzó a corear su nombre. Quién sabe si de haberse jugado una prórroga no hubiéramos escuchado también gritos en favor de Puigdemont.
Ignoro si el detalle pesa tanto como un gol, pero yo así lo consigno. La Selección ganó 3-0 y España indultó a Piqué. Además, nos clasificamos para el Mundial de Rusia, asunto que no es tontería. Los jóvenes no podrán creer que hace algunos años, no tantos, estas cuestiones nos costaban sangre, sudor, lágrimas y, en ocasiones, botellazos.
Que dos de los goleadores de la noche, Rodrigo y Thiago, sean futbolistas que decidieron ser españoles pudiendo jugar para Brasil es una mera coincidencia, no le podemos sacar punta a todo. De modo que nos limitaremos a los aspectos deportivos y celebraremos la segunda vida de dos chicos que sólo tienen 26 años, aunque nos parezcan 36 o 66 por sus intrincadas carreras. Ya sabíamos que Thiago es soberbio cuando juega pleno de electricidad; lo que estamos descubriendo ahora es que Rodrigo tiene brillo de estrella cuando le dan balón y confianza.
Repasados los detalles, resulta de justicia indicar que la música la puso Isco, que es un futbolista al que se le está empezando a quedar corto el nombre, como sucede con todos los genios. Decir Diego Armando Maradona, por poner un caso, nos llenaba la boca y satisfacía nuestro deseo de admiración, pero quedarse en las cuatro letras de Isco nos deja con todo el camino por recorrer. Admito que gritar Francisco Román Alarcón Suárez es un reto memorístico, pero va siendo hora de que lo hagamos. Isco se está manejando a un nivel que trasciende la buena racha o el mes de inspiración; su fútbol está alcanzado unas cotas que aconsejan hacerle hueco entre los mejores del mundo, del tercero hacia arriba. Asumo que algunos se estarán haciendo cruces y me importa poco; sé que lo hacen, únicamente, por llevarme la contraria.
Pues te voy a llevar la contraria: Isco, sólamente tiene 4 letras.
Artículo brillante y redondito. Juanma Trueba, señores.