El partido cabe en un gesto, el de Cristiano cuando marcó el tercer gol, su tercer gol. Ahí está todo. Si así lo afirmo no es porque el suyo fuera un gesto extravagante, al contrario. Lo relevante fue, precisamente, la naturalidad de la celebración, la alegría desbordante y sin coreografía. Cristiano no se promocionó: ni enseñó los músculos, ni los tres dedos, ni emitió el lamentable jipido que insiste en convertir en imagen de marca. No hizo nada de eso. Festejó el gol como lo hubiera hecho Fifirichi: corrió hacia la grada con los brazos abiertos y con una sonrisa tan sincera que dieron ganas de salir a su encuentro. Se hablará mucho de la remontada del Madrid y poco de la remontada de Cristiano (afectiva, sentimental), pero son igual de importantes. El equipo ha alcanzado las semifinales y Cristiano los corazones que le faltaban.

Si ustedes me lo permiten, evitaré utilizar la palabra “hazaña”. Tampoco usaré los términos “gesta”, “epopeya”, “heroicidad” o “machada”. Lo que logró el Madrid contra el Wolfsburgo no fue más que aprobar en septiembre. Lo que consiguió fue corregir un mal paso. Lo hizo con un estimable despliegue de méritos, nadie lo podrá negar: determinación, convicción, energía y fútbol. Pero dejemos los adjetivos ‘glorificativos’ para mejor ocasión. No saquemos la cubertería de plata en los cuartos de final.

Reconocido el valor de la clasificación y conmovidos por la alegría de los madridistas que a estas horas chapotean en los charcos, el resto del partido se resume en una frase de la que conviene aprender: ten cuidado con lo que deseas, porque lo puedes conseguir. El Real Madrid igualó la eliminatoria en 16 minutos y en ese instante le invadió, sin pretenderlo, la sensación de haber cumplido demasiado pronto con la primera parte de la misión. De seguir con el ritmo inicial hubiera podido marcar del tirón cuatro o cinco goles. Qué fácil es decirlo. Sin embargo, las cabezas no funcionan así. Ni el miedo. Ni el valor. Lo que nos impulsa es el instinto de supervivencia y esa motivación angustiosa pasó del Madrid al Wolfsburgo en 16 minutos. Ten cuidado con lo que deseas, o especifica bien los plazos dentro de tu sueño.

El partido se reajustó solo y el Madrid, también. Obligado a ser valiente, el Wolfsburgo salió de la cueva en los últimos minutos de la primera parte. Forzado a ser valiente de nuevo, ya entrados en la segunda mitad, el Madrid se fue a por el tercer gol sin reservas y sin más precauciones que las precisas, pocas. Esa actitud dice mucho de un equipo y de su entrenador, aunque no todo. Está bien chapotear ahora en los charcos, pero la cenas con cubertería de plata se sirven en semifinales. Y más allá.

10 comentarios en «Cristiano pasa de pantalla»
  1. Qué no nos falten nunca las crónicas mundanas. Hasta un bolo de pretemporada en Asia puede volverse interesante si Juanma hace la previa y la crónica. Gracias.

  2. Es que con todo este asunto de las remontadas épicas, el Madrid estaba empezando a ser devorado por su propia leyenda. Entiendo que la desmesurada celebración por eliminar a los alemanes, va más encaminada a quitarse un peso de encima.

    Un saludo

  3. Y a mí que jipido me suena a Bilbado por mucho que diga la RAE…
    Me gusta la foto que has escogido para este tu nuevo bareto, Juanma, que supongo un trasunto icónico de tu situación actual (la foto, no el bareto). En poco tiempo querría ver esas máquinas sin fundas, al señor del bombín en mangas de camisa.
    Suerte en esta nueva andadura, crack.
    PD: ¡enhorabuena por las semis!

      1. Dilecto ex-casero, la RAE admite las dos acepciones (la andaluza y la mesetaria, por la que tan prudentemente optas) y dice algo parecido a esto:
        Jipido (o Jipío): sonoro suspiro exhalado cuando se lee en la misma frase Scarlett y lengua.

  4. Hola Juanma, acabo de descubrir esta web y el motivo por el que ya no encuentro tus crónicas en as.com. No hace falta decir que no volveré a buscarla ahí…

  5. Hola Juanma, lo mismo que el comentario anterior. Buscando tu crónica de ayer en as he llegado hasta aquí. Te animo a seguir con la web.
    Un saludo.

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