Sólo tienes una vida y de ti depende que sea ensalada de pollo o caca de pollo. Alguien lo dice en una película discreta que a mí me gustó. La frase es relevante por su descarnado realismo. Si aprovechas lo que la vida te ofrece, en el mejor de los casos, podrás ducharte con salsa César. Pero que quede claro: nunca serás un solomillo con patatas. Ahí radica el secreto de la existencia: en volar sin perder el contacto con el suelo, o con la lechuga.

El mérito de Paco Jémez no es deportivo, sino filosófico. A diferencia de muchos entrenadores, el técnico del Rayo defiende que el fútbol es un juego antes que un deporte. La consecuencia es que sus equipos eligen vivir en lugar de sobrevivir, el espectáculo en vez de la especulación y el riesgo antes que la prudencia. Habrá habido otros poetas tan románticos y tan modestos, pero ninguno ha resistido tres temporadas (quizá cuatro) en Primera División.

En sus partidos más heroicos, el Rayo emula al Di Caprio del Titanic: lo borda durante la travesía, pero al final le engulle el océano. Recuerdo imborrable, puntos invisibles. Volvió a suceder contra el Real Madrid. Sus primeros 16 minutos ardieron como una revolución, un 2 de mayo con goles de Embarba y Miku. Diluviaba en sentido real y metafórico y Vallecas bailoteba bajo la lluvia. Faltaban 74 minutos y ningún vecino reparó en lo que estaba por venir, el iceberg y la pulmonía.

Zidane se despojó del chubasquero tras el segundo gol del Rayo y no faltó quien creyó que se quitaría otras prendas para quedarse como Johnny Weissmuller y gritar parecido. No fue necesario. El Real Madrid, agitado por el orgullo y el talento, se fue apoderando del partido hasta dominarlo casi por completo. Bale no tardó en comprender que podía abarcar en el campo en dos zancadas y Lucas Vázquez aprovechó la tarde para organizar otra manifestación en defensa de sí mismo.

El Rayo aguantó hasta donde pudo, muy lejos si observamos las distancias entre cada equipo. Nada inesperado, por lo tanto. Dignidad intacta, escalofrío en el cuerpo y ensalada de pollo para cenar.

4 comentarios en «Mucho Madrid y bastante Rayo»
  1. Bueno, Juanma, pues de nuevo encantado en leerte. Ayer me enteré, gracias al gran Tomás, que habías vuelto al ataque.

    Un partido anticipado al día de la madre y donde los dos quisieron ser buenos chicos, acudir a la tienda de turno y hacerse presentes en forma de goles. Lo mejor del partido, aparte de Bale, ver a Florentino debajo de un paraguas que, obviamente, no sujetaba él. Me queda la duda de quien haría este esfuerzo si estuviese acompañado de una dama. Bueno, no, tampoco, sería la dama la que sostendría el paraguas mientras él la miraría con cara de agradecimiento.

  2. Después de días leyendo en el anonimato me atrevo a escribir.Descubrir esta página tiempo después de descubrir el despróposito cometido contra tu persona me alegró la tarde.
    Como presentación me permito el lujo de lanzarte una sugerencia…xxpláyate un poco más con las crónicas que los que llevamos años leyéndote (creo) que te lo agradeceremos .
    Un saludo de un gallego,otro más.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *