Relatos de deporte, cine, política y de lo que sea menester

Mes: junio 2017 Página 1 de 2

#LaDiferenciaPelayo: Fue bonito mientras duró

Mala noche, mal final. Foto: UEFA.

Hay algo peor que llegar al final sin fuerzas: llegar sin suerte. Ahora, con la mínima perspectiva de los cinco minutos transcurridos, estoy por asegurar que jugamos el partido decisivo sin una pizca de fortuna en los depósitos. La habíamos agotado toda por el camino. España había alcanzado el último round con un imponente despliegue de pegada y joyería, pero también con un considerable viento a favor; hagan memoria y comprobarán que cada gol de Saúl corrigió un mal rumbo. Hoy, sin embargo, no se movió una hoja. Lo hubiéramos necesitado para igualar el marcador y prolongar el sueño. Una brisa, un soplido, el aire que corrige la dirección de los balones que se marchan fuera.

El Tour del ausente presente

Que viene, que viene.

Dense prisa, porque el año que viene correrá Tom Dumoulin. Ese debería ser el consejo para todos los candidatos al Tour que está a punto de comenzar. Caballeros, en la próxima edición todos ustedes bajarán un puesto. La proyección, creo que poco discutible, compromete especialmente a los favoritos de primer rango, Chris Froome y Nairo Quintana. Pero tampoco resulta estimulante para la segunda línea de aspirantes, al podio o a la gloria, de Porte a Contador.

#LaDiferenciaPelayo: la mejor España se mete en la final


Es absurdo buscar en el espacio exterior. Los extraterrestres son los zurdos. El fútbol es un detector infalible. Cuando hay una pelota de por medio (quizá lo entiendan como una estimulación planetaria), el zurdo nos descubre su peculiaridad marciana. Generalmente hablamos de cualidades relacionadas con la técnica más depurada. Lo extraordinario entre lo extraordinario es el zurdo que acompaña sus poderes alienígenas con las prosaicas virtudes de los diestros. A saber: despliegue, organización y sacrificio. Con esas tres características a Saúl no le haría ni falta ser zurdo. Pero además lo es. Los selenitas de última generación vienen con todos los extras.

#LaDiferenciaPelayo: la otra España también juega


Ustedes o yo jugamos por el simple placer de hacerlo (al fútbol o al mus), pero para un futbolista profesional los partidos sin valor clasificatorio provocan el mismo desconcierto que beber cerveza sin alcohol un viernes por la noche. Uno intenta convencerse de que es igual, pero es distinto. Ni la diversión ni el sabor de los boquerones en vinagre deberían depender de una mínima graduación alcohólica, pero dependen.

#LaDiferenciaPelayo: España baila y se mete en semifinales

Saúl, un adulto entre niños. Foto: UEFA

 

Mientras ustedes bailan, yo me acodaré en la barra negando con la cabeza y murmurando. No es lo mismo jugar que hacer jugadas. España hace jugadas espléndidas, y bastantes acaban en goles no menos magníficos, pero no tiene control sobre el juego. No lo tuvo contra Macedonia, pese de la goleada, y la historia se repitió frente a Portugal, a pesar del triunfo. Vistos los resultados (ya estamos en semifinales), no me atrevo a señalarlo como un problema, aunque podría llegar a serlo. Sin posesión, y con una defensa por cuajar, el equipo se expone demasiado, pregunten a Kepa.

#LaDiferenciaPelayo: Marco Asensio saluda al mundo


Marco Asensio. Lo escribo disfrutando del tacto de las teclas, como se pelan las gambas de Huelva o como se retiran los envoltorios que esconden tesoros, y no me adentraré en otras comparaciones porque este es un relato Sub-21. Marco Asensio. No hacían falta dotes adivinatorias para señalarlo como una de las estrellas del campeonato. En sus últimas intervenciones con el Real Madrid, las que van del gol al Bayern al final de la temporada, había generado un asombro sin disidencias. No eran los goles, sino el modo de conducir el balón, ese aire que comparten los superdotados y que es muy diferente del huracán que envuelve a los jugadores en racha.

Messi-Cristiano: el delito no debería afectar a la admiración deportiva (creo)

John Wayne. Actor mítico, racista deplorable.

 

Creo que el error es grave. Los delitos fiscales que se relacionan con Messi y Cristiano Ronaldo son, para algunas voces que escucho y leo, una mancha que no sólo los afecta como ciudadanos, sino también como futbolistas. Los argumentos giran sobre una idea principal: ¿cómo pueden ser objeto de admiración quienes defraudan al fisco y, en consecuencia, nos defraudan a todos?

La respuesta es muy sencilla. Quienes deseen admirar a Messi y Cristiano tienen tan buenas razones para hacerlo como los admiradores de Frank Sinatra (mafioso), Michael Jackson (pedófilo), Lennon (maltratador), Kurt Cobain (drogadicto), González Ruano (estafador y colaboracionista), John Wayne (racista), Clint Eastwood (trumpfílico) o Jacques Anquetil (polígamo). Cuentan que Cary Grant era un tacaño patológico, que Bogart escupía al hablar y que Cervantes pudo entregarse en cuerpo y alma (sobre todo en cuerpo) a sus captores en Argel. Por no mencionar a Maradona.

¿Es Nadal mejor que Federer?

Nadal, entre el cielo y la tierra.

Cuidado, no disparen todavía. Si me conceden una última voluntad pasaré a explicarme. Es obvio que si hacemos un simple recuento de títulos de Grand Slam, Federer mantiene sobre Nadal una ventaja incuestionable (18-15) que para muchos señala la distancia tenística entre ambos. Tampoco pienso entrar aquí en consideraciones estéticas (Federer juega y Rafa se retuerce) o fisiológicas (Nadal suda y el otro no transpira).

Lo que pretendo es sacar los números de la foto fija. La primera reflexión es que no valen lo mismo los 18 títulos de Federer que los 15 de Nadal. La razón es sencilla: Rafa comenzó a labrar su palmarés cuando ya era campeón Federer, mientras el suizo cosechó sus primeros triunfos de Grand Slam (a partir de ahora GS) en un periodo entreguerras, el que se abre entre el declive de Agassi-Sampras y la aparición de Nadal-Djokovic. La diferencia es notable porque tanto Nadal como Djokovic (12 GS, no lo olvidemos) compiten de lleno en una época que hace coincidir a los tres tenistas más dominantes de la historia, y espero que esto no me lo discutan. Un apunte: cuando Nadal conquista su primer Roland Garros a los 19 años, después de eliminar a Federer en semifinales, el mejor tenista de la historia (o no) había ganado ya dos Wimbledon (Philippoussis y Roddick), un Abierto de Australia (Safin) y un Open USA (Hewitt). ¿Les molestará si digo que de esa ventaja vive ahora?

#LaDiferenciaPelayo: España se ganó las vacaciones


La duda es si tendrían ganas. Si no jugarían con chanclas. Piensen en su último día de trabajo antes de irse de vacaciones. Recuerden en qué piensan. En hacer la maleta. En el apartamento que espera. En la paella con vistas al mar. Donde dije paella pongan langosta y donde escribí apartamento imaginen un hotel con playa privada y embarcadero propio. Pero es lo mismo. Deseos de esfumarse. De cambiar de entorno. Tiempo para descubrir que sólo hay un placer comparable a irse: volver.

#LaDiferenciaPelayo: Mandó España y ganó Brasil


A este tren nos subiremos todos. Hablo del fútbol femenino, como pueden suponer, y no lo digo para criticar a los que todavía no miran, o lo hacen de reojo, yo mismo era uno de ellos: demasiado ocupado como para prestar atención al rumor que venía de la otra orilla. Ahora estoy convencido del cambio de tendencia, aunque todavía cuelgue de mi cuello el cartel de advenedizo. Es obvio que nuestra evolución como sociedad nos conduce hacia un fútbol sin género, el problema es saber cuánto tardaremos en completar el trayecto. No será mucho, según creo. El fútbol femenino español ya ha comenzado a tirar de nosotros y el empujón será considerable en el próximo Campeonato de Europa. Apuesto a que entonces las cadenas de televisión no se atreverán a despedir la conexión antes de que se complete el tiempo añadido, tal y como ha sucedido en el España-Brasil, resumen, desde este punto de vista, de todo lo conseguido (transmisión en directo) y todo lo que queda por conseguir (alargar el respeto hasta el descuento).

Página 1 de 2

Funciona con WordPress & Tema de Anders Norén